No sé si eres o no aficionado a la jardinería y cuidado de plantas. Puede que te guste, pero no hayas tengas el tiempo suficiente para dedicarle algunos minutos u horas diarias. Dicen que es una buena actividad, relajante y tranquila. Sin embargo, será probable que en casa tengas alguna maceta o planta que con frecuencia necesite de tu atención y riego. Así que habrá que tomar conciencia de ese riego.

La frase de regar el jardín se asocia a cuidar las relaciones, a no olvidar lo que es importante, porque una planta que no riegas, se seca y muere. Así, supongo que esta idea de riego será más que conocida y popular. Obviamente en las relaciones tenemos que regar y cuidar esas plantas. Sin embargo, en esta metáfora quiero dar un paso más.
No sólo hay que regar ese jardín, sino tener en cuenta las plantas que riegas. Generalmente cuando tenemos mucho espacio que regar, rara vez pensamos o cuidamos el lugar donde cae el agua, más bien regamos a lo rápido sin prestar atención. Por tanto, será probable que, estemos regando y alimentando también las malas hierbas.
Con esta idea quiero decir que obviamente hemos de cuidar y mimar aquellas cosas que queremos o aquellas personas que queremos. Pero si nos desvivimos por personas o situaciones que no son buenas para nosotros/as seguramente será muy perjudicial.
Cuidado, por tanto con regar la envidia, el mal humor, la negatividad y tantas cosas malas. Porque en nuestra cabeza crecen, precisamente aquellas cosas a las que más le prestamos atención. Si nos ofuscamos con algo o con alguien, es probable que la veamos por todas partes.
Hay que tener cuidado con las plantas que riegas para que no florezcan. En ese jardín interior crece aquello a lo que le prestamos atención. Prestar atención es como darle alimento, como regar esos sentimientos y sensaciones. Por tanto, si no quieres que emociones negativas crezcan en tu interior, si no quieres que el mal rollo te mine por dentro, lo ideal será no prestarles atención.
El mejor modo será distraernos con otras cosas. Es decir, cuando notemos que alguna sensación negativa que no queremos se esté apoderando de nuestra atención, trata de distraerte con otra cosa. Cambia de actividad, enfócate en otra cosa.
No es fácil, pero si de manera deliberada, cada vez que nos venga algo malo a la cabeza, cambiamos el foco, nos dedicamos a otra cosa que requiera nuestra atención, poco a poco iremos venciendo y eliminando esas malas hierbas del jardín. Para cambiar de actividad o de pensamiento, tiene que ser algo que realmente nos absorba. Por ejemplo si en un paseo nos viene un pensamiento negativo, la manera de eliminarlo no es “pensar en otra cosa”, porque no será fácil, cuando no hay nada que nos distraiga. Si puede ser eficaz, pararnos y escribir una nota un mensaje, algo que nos quite y nos distraiga de la negatividad.
Así, por tanto ¿te atreves a regar las buenas flores?