En la dificultad está la vida

He terminado esta semana un libro de título parecido: El obstáculo es el camino de Ryan Holliday. No voy a hacer spoiler ni a contar de qué va la cosa, pero sí que nos debe hacer reflexionar sobre el sentido de la vida, la felicidad y disfrutar del momento, algo que también nos propone la sociedad hoy en día. No obstante, algunas vivencias personales me hacen considerar que la idea que algunos se trazan de tener una vida apacible, tranquila y feliz, sin preocupaciones, no existe o, simplemente son, un oasis en medio de distintas dificultades u obstáculos.

En la dificultad está la vida

La cuestión es que desde hacía meses se vivía una situación complicada en el entorno familiar, hace algunas semanas se abrieron las puertas de la solución. No es que sea negativo ni agorero, pero cuando apareció la solución pensé interiormente ¿a saber que reto nos aparecerá ahora? Y efectivamente, no llegó a dos semanas de “oasis”, cuando aparece otro nueva dificultad. Ante esta situación sólo existen dos opciones preguntarnos ¿Por qué todo me pasa a mi? ¿Quién me ha puesto la pierna encima? —frase famosa de televisión hace años— o ¿Cuando podré ser feliz?

Así, por tanto sólo nos queda considerar, como estoy plenamente convencido que esta es la vida, ese es el camino o también podemos pasar toda nuestra existencia esperando pequeños “oasis” de felicidad. Ciertamente hay quien se pasa la vida de ese modo: esperando el oasis que termine la jornada laboral, del fin de semana, de las vacaciones o la jubilación, perdiéndose lo importante de la vida que es precisamente eso: los obstáculos, las dificultades forman parte de la vida.

No existe una vida perfecta, pero por desgracia algunos se empeñan en mostrarnos esa vida ficticia a través de redes sociales o series de televisión. El verdadero sentido, la verdadera felicidad consiste no en saltar o sortear los obstáculos, sino en vivir con ellos, porque forman parte de nosotros/as.

No vamos a proponer ese ideal que también nos cuenta que esos obstáculos nos hace mejores, que podemos sacar algo positivo de cada problema, que todo es por nuestro bien… todas ellas frases muy bonitas, pero que chocan frontalmente con el sentido común y que, probablemente, nos hunden más que ayudarnos.

La cosa es más sencilla: convivir con esas situaciones, porque forman parte del camino, son como las líneas de la carretera: están para avisarnos, para ver el trazado y nos podemos pasar la vida esperando a que esas líneas se borren o sean distintas o convivir con ellas. Hace muchos años me enseñaron algo del miedo que se puede aplicar a las dificultades. En aquel momento el orador sacó a una persona del público. Le pidió que hiciera de miedo. No tenía que hacer nada especial. Aquella persona nos dijo: El es mi miedo y normalmente nos enfrentamos a él de frente. Nos oponemos (se puso de frente y simularon una lucha) Así no vamos a ninguna parte. Así que con mi miedo lo cojo del brazo y caminamos juntos. Sé que está ahí, va conmigo a mi lado, me previene, pero no me detiene.

Lo mismo pueden ser las dificultades o los obstáculos: están ahí, me puedo poner a pegarme de tortas con ellas y maldecir mi vida o tomarlas del brazo y caminar con ellas porque forman parte del paisaje. Ahora la decisión es personal: ¿Qué eliges?

Anuncio publicitario