Feliz Felicidad

Hoy es uno de los días de mayor felicidad del año. Para los más pequeños la alegría aparece en forma de regalo, para otros la felicidad llega en forma de encuentro familiar. Sin embargo, cada vez hay más controversia sobre la idoneidad de estar felices en esta época del año. Hay quien considera que esta felicidad es una imposición y, por tanto, innecesaria.

FELIZ NAVIDAD

Lo que parece claro es que nunca llueve a gusto de todos/as y hay gustos para todos los colores. Siempre habrá personas contrarias a cualquier cosa que se plantee y, como es normal, también hay detractores de esta “excesiva felicidad”

La clave está en disfrutar del momento presente. Es probable que oponerse a cosas, vivir contrariado no produce alegría ni felicidad puesto que el carácter se va agriando. Es evidente que somos lo que pensamos y hacemos. Si vivimos de forma negativa y pensando que todo está mal, eso se interioriza en nosotros/as y acabamos siendo de ese modo.

Por tanto ¿Cuál sería la solución? Probablemente el equilibrio. Siempre lo he defendido: las posturas muy polarizadas no nos ayudan en nada. Tanto por exceso como por defecto. Lo ideal es vivir en equilibrio. No tenemos que estar eufóricos en Navidad para deprimirnos a los tres días. De nada nos sirve tampoco ir en contra de una situación y sentirnos mal. Obviamente, si no te gustan las fiestas y no hay ninguna contradicción interior, todo irá bien. Lo negativo puede ser cuando por alguna vivencia personal no superada, cuando por la influencias de otras personas hacemos o pensamos algo que no nos convence.

Ante la Navidad y todas las fiestas que aún no quedan, lo ideal es fluir, dejar que nuestro corazón nos guíe para lograr el mayor equilibrio y felicidad posible. Disfrutemos del momento presente: La Navidad, la entrada de año o cualquier cosa que se nos presente. La vida se compone de instantes y, de nada sirve, estar enfadados ni contrariados/as. Vive intesamente.

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Un comentario

  1. El problema es que se está perdiendo el sentido profundo (no el cristiano, el ancestral, el de las Saturnales) de estas fiestas, del mismo modo que estamos perdiendo nuestra conexión con el fondo ancestral (no religioso ni dogmático) de nuestra naturaleza y condición. Ahora, simplemente, somos consumidores, no personas, no seres que trasciendan su condición económica y egoísta para entregarse a su dimensión humana y social. Ahora, por las calles, se ven muchas bolsas y muy pocas sonrisas. El neoliberalismo, además de conducirnos a la extinción, nos ha vaciado por dentro. Queremos comprar (o gozar) mucho más de lo que deseamos amar y ser amados y por ahí nos duele…Pero todavía estamos a tiempo de encontrarnos colectivamente a nosotros mismos. Lo que enseña el ciclo místico-natural que dio lugar a estas celebraciones es que la luz siempre regresa después de un periodo de oscuridad. Sonreiremos de nuevo y sabremos por qué.

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