Nada peor que la competitividad. La sociedad, por desgracia nos invita con demasiada frecuencia a competir. No se trata de realizar una práctica deportiva, que en ese caso no estaría mal, sino en el resto de nuestra vida. Competimos para ser mejor que el vecino/a, competimos para vender/hacer más en el trabajo; competimos por una mejora laboral, competimos para ser la mejor pareja o amante, por llegar antes, por evitar la cola, por ponernos los primeros/as… casi toda la vida se pasa en pequeñas competencias.

No es que se trate de una competición estricta de obtener resultados numéricos, viendo resultados y comparándolos con el resto. Es probable que eso no lo hagamos de forma consciente, pero sí que tenemos pequeñas competencias en nuestra vida diaria que nos agobian y nos meten presión.
¿Quién quiere llegar el último? ¿Quieres ser el peor? Seguramente la respuesta será no en ambos casos. Así que la competencia no es sana. La única viable sería aquella que establecemos con nosotros/as mismos/as para ser cada día un poco mas grandes, mejores personas. El resto de competiciones, especialmente aquellas que nos comparan con los demás, deberíamos borrarlas de nuestra vida.
Tenemos el terrible inconveniente de compararnos. Competimos porque nos comparamos a los demás: que alguien se compró una TV de última generación que yo no tengo aún, que alguien que estaba junto a mi, se pasó a otra cola en el supermercado y ya salió con su compra; que no se quien es capaz de perder tantos kilos de peso en un mes y yo los he subido… Eso, sin decir nada de lo que se nos transmite por televisión y redes sociales. Casi todas nuestras competencias son por comparación con otras personas.
El día que nos convenzamos que somos absolutamente maravillosos/as únicos/as, increíblemente guapos y que no tenemos que ser como nadie, ni imitar a nadie, empezaremos a ser un poco más felices. El día que sepamos que no tenemos que ganar todo en la vida para tener prestigio o ser mejores, será absolutamente increíble. No tienes que superar a nadie, no tienes que vivir la vida de otros/as. Eres absolutamente increíble, no tienes que compararte, sino sacar la mejor versión de ti mismo/a.