El poder de las pequeñas cosas

Había escuchado hablar de las pequeñas mejoras cotidianas. Aquello que hacemos cada día y que nos mejora en cualquier actividad que realicemos. Es muy probable que no tomemos demasiado en serio los pequeños hábitos diarios, pero lo que no me cabe duda es que todo lo que hacemos, por pequeño que sea nos condiciona para bien o para mal. 

Cada pequeño detalles e fundamental

Una lectura del verano está siendo hábitos atómicos que no he terminado aún. Sin embargo, en los primeros capítulos propone que un 1% de práctica diaria en cualquier actividad que realicemos, tiene efectos multiplicadores al cabo de un año. Seguramente sabemos que esto es así, puesto que los deportistas entrenan duro para la competición y logran cierta mejora, el músico es más virtuoso cuanto más practica con su instrumento, el pintor, el cocinero, el profesor, cuanto más tiempo dedican a una actividad son mucho mejores en lo que hacen. 

No obstante el libro hace más hincapié en los pequeños detalles ¿Qué hace que una persona, después de desplegar todo su potencial en la actividad que le apasiona, logre la excelencia? Ahí es donde entran los pequeños detalles. Aspectos ínfimos, atómicos que hacen que todo cambie por completo que seamos capaces de mejorar nuestro rendimiento por encima de la media y dar la mejor versión de nuestra mejor versión.  

Algunas pequeñas cosas que considero importantes para conseguir se algo mejores cada vida, bajo mi punto de vista, aunque no sé si saldrán en el libro, pueden ser estas: 

La perseverancia. El autor ha reseñado algo en la introducción cuando habla de su fatídico accidente y de cómo logró estar en un estado de forma envidiable, gracias a perseverar cada día en aquello que quieres.  Si el deseo es ser el mejor artista, tienes que practicar cada día un poco, si quieres ser músico o cualquier otra cosa, hay que dedicarle tiempo. No debe ocurrir como con las dietas o el ejercicio físico que lo empezamos hoy, pero a los pocos días nos invade la pereza y lo dejamos. Me parece una clave, el pequeño hábito de la perseverancia. 

Amar lo que haces, la pasión. Es imposible hacer cosas extraordinarias si no le pones pasión.  Precisamente al poner la palabra extraordinario, me viene a la mente la Madre Teresa quien afirmaba y pedía siempre que había que hacer las cosas ordinarias como extraordinarias. Hay que apasionarse en cada detalle, en cada pequeña cosa, en limpiar, en hacer la cama cada día, en hacer la colada, cada pequeña cosa con una pasión extraordinaria. No hay nada peor, mal realizado, que aquello que, aunque este hecho de forma correcta, no tenga pasión, entrega, buen hacer. Eso se nota. Si no te gusta lo que haces: Ámalo. Eso es una decisión tuya. Tienes un trabajo, un estudio, unas ocupaciones, todas no son buenas ni divertidas, pero depende de ti ponerle pasión: Ama lo que haces. Es tu decisión.  

Disfrutar del viaje. En el libro se ha hecho ya alguna referencia con alguna idea sobre la identidad, no es exactamente lo mismo, pero la propuesta que hago es no centrarnos tanto en la meta, sino disfrutar del recorrido. Ahora mismo, en vacaciones estoy pintando la casa: Estoy tratando de disfrutar de cada brochazo, de cada trozo de pared pintada, no estoy pensando en cómo quedará la casa al final.  Otro ejemplo ilustrativo es el caso del deporte. Cuando nos preparamos para una competición es fantástico ¿Pero que sucede cuando terminó la carrera? ¿Se acabó el deporte? Seguramente deberíamos seguir entrenando no por la meta que es participar en la competición, sino por el sólo hecho de disfrutar del momento, del viaje, del instante en el que estamos.   

Estas tres claves me parecen fundamentales. Son como tres líneas transversales que unen todo lo demás. Pequeñas cosas, pequeños detalles: Perseverar, enamorarte de lo que haces y disfrutar del momento, son el andamio sobre el que sustentar todo lo demás. Son pequeños detalles sin importancia, pero que lo pueden cambiar todo. Pero, sobre todo, son importante, porque dependen de ti. Perseverar, amar lo que haces y disfrutar de cada detalle son pequeñas cosas que nos ayudan a lograr la excelencia ¿Te animas a intentarlo?

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