La felicidad veraniega en las redes sociales

Estaba leyendo una entrevista sobre el “postureo en las redes” que crece exponencialmente durante el verano, todos/as queremos mostrar nuestras vacaciones ideales, la foto idílica en la playa, el lugar extraordinario donde estamos con nuestros familiares y amigos… Pero lo cierto es que rara vez sucede así. Ciertamente fingimos para sacar esa instantánea que luego publicamos en los perfiles. No sonreímos todo el día, no es todo tan maravilloso, porque algún percance hubo en nuestras vacaciones, sin embargo mostramos lo mejor y eso, está bien.

La felicidad no suele salir en las fotos…

Al reflexionar sobre la felicidad veraniega, me encuentro con sentimientos contrapuestos. No está nada mal que lo pasemos bien y seamos felices en las redes sociales ¿pero hemos de mostrarlo o simplemente disfrutarlo? ¿Necesito publicar las fotos de todas mis vacaciones? Lo mismo me planteo sobre las sonrisas ¿estamos todo el día sonriendo, siempre felices o simplemente es una muestra en la foto? Es muy bueno creo que al menos sonriamos para la foto que vamos a hacer. Sin duda es mejor que no hacerlo durante todo el día. Finalmente está el tan expuesto tema de la seguridad: si contamos en exceso los detalles de las vacaciones, estaremos dando información muy personal, donde dejamos expuesto que nuestra casa habitual está vacía, los lugares por donde nos movemos, lo cual nos hace más vulnerables. Ante todas esas preguntas ¿Qué hacer, qué determinación tomar?

Mi propuesta es relativamente sencilla, confesaré algunas de las cosas que generalmente hago para cultivar la felicidad… no sé si les valdrá

Soy consciente que la felicidad no está en el exterior. Por muchas fotos que publique en una playa paradisiaca de aguas cristalinas y arena color miel, si yo no lo estoy pasando bien, no me sirve de nada. La felicidad que mostramos, en mi opinión, brota del interior, de mi corazón. Puedo poner la foto más increíble, que si no soy feliz, la foto estará hueca, vacía y eso se nota en cientos de fotos que publican muchas personas durante el verano. Si somos felices, si cultivamos nuestra alegría y bienestar, la foto es lo de menos.

No publico con indirectas. Me parece un tremendo error que me hace más daño a mi que a la persona a la que quiero mandarle el mensaje. ¡Esta foto va a ser la envidia de mis amigos!, ¡ya verás todo lo que comentan! Pensar de ese modo hace que realmente nada funcione, que estemos en cada momento pendiente del qué dirán, seré una especie de marioneta en manos de las opiniones de los demás, lo cual no procurará felicidad ni bienestar personal.

No publico en el momento. Rara vez publico fotos del momento que estoy viviendo. Lo hago así porque me parece una forma adecuada de proteger mi intimidad. Salvo si estoy en un acto público con mucha gente, un concierto, algún evento que es “ahora o nunca”, no suelo publicar lo que estoy haciendo. Suelo esperar algunas horas e incluso días, mirar bien la foto y ver si es adecuada para publicar. Anteriormente exponía el problema de la vulnerabilidad de publicar lo que hacemos en cada momento y por eso actúo así. A nadie le interesa lo que estoy haciendo en cada momento de mi vida.

Sonreír ¡Si por favor! Sonreír, aunque sea una par de veces al día para la foto, es mejor que no hacerlo. Estirar los músculos de la cara, poner una sonrisa es siempre bueno, aunque sea por postureo. Es mejor eso que nada. ¡Hay personas que no sonríen nada en todo el día! Los niños sonríen un millón de veces más que nosotros. Por desgracia, con el paso del tiempo, nos hacemos mayores y con responsabilidades y perdemos la capacidad de sonreír ¡que pena!

Finalmente, para no alargarme demasiado, ante cualquier duda, pregúntale al corazón. El lo sabe todo. En silencio con tranquilidad, busca en tu interior y pregunta ¿Esta foto estará bien? ¿La publico ahora o más tarde? Tu corazón te dirá perfectamente qué debes hacer…

Anuncio publicitario