Así de simple y sencillo. He estado leyendo sobre el proceso de la atención y como funciona en nuestro cerebro. Ser consciente de ello nos puede acercarnos un poco más a nuestra felicidad y bienestar.
No atendemos a la atención. Es decir, con bastante frecuencia dejamos que nuestros pensamientos caminen a sus anchas, cuando podemos ser capaces de decidir que pensamos y qué no. Focalizando, poniendo la atención en determinadas cosas, somos capaces de mejorar nuestro bienestar y, por tanto, ser algo más felices.

De manera inconsciente me he creado herramientas para reducir la negatividad. En alguna entrada anterior las he nombrado, sin saber que se trataba justamente de prestar o no atención y de ser capaz y consciente de decirle a un pensamiento que se vaya a paseo. No es una capacidad de superhéroe, sino más bien ser capaz de desarrollar nuestro «diálogo interno» del que tanto hablo y creo que es fundamental para nuestra vida.
Al parecer, nuestro cerebro funciona de manera económica, es decir, tiene más vivos y presentes aquellos pensamientos a los que presto atención. Parece totalmente lógico y normal, por una simple cuestión de funcionamiento. En casa tengo más a mano una sandwichera que una plastificadora. La razón es que hago más comidas a la plancha que plastificar. Algo así, según los expertos, sucede en nuestro cerebro, se tienen más presentes aquellos pensamientos que usamos más. Por tanto, la cuestión será mandarlos a paseo de vez en cuando.
Si de manera más o menos continua pienso que soy un desastre, seguro que me convenzo de ello. Si cada dos por tres presto atención a un pensamiento en el que hablando en público me puse a tartamudear, me costará muchas más veces volver a ponerme en un auditorio, si continuamente atiendo a que no soy capaz de lanzar un triple al aro, seguramente fallaré más. Así que la pregunta ahora es preguntarnos ¿en qué piensas recurrentemente? ¿hay algún pensamiento que domine tu vida y que quieras alejarlo? ¿te centras mucho en cuestiones negativas: dinero, enfermedad, en lo que no haces bien?
Quizá sea el tiempo de mandar esos pensamientos a freír espárragos. En aquella entrada de hace tiempo daba algunas técnicas personales que me funcionan y que comparto. Cuando tenemos cierta fortaleza mental, basta con decirle al pensamiento: ¡vete por ahí y déjame en paz! Como ya he dicho hace falta tener cierto diálogo interno para que esto funcione, porque si los pensamientos vienen y nos dedicamos a rumiarlos, poco podemos hacer. Pero en mi diálogo interno, tengo que ser capaz de decirle: No me interesas, vete.
Sin embargo a veces necesito de ciertos movimientos físicos con las manos que me funcionan. Cuando llega un pensamiento que no me interesa he utilizado tres movimientos. Uno hacer el de las tijeras con los dedos, como si estuviese cortando con los dedos índice y anular. Los otros dos son informáticos: cuando queremos borrar un archivo en windows: CTL+ALT+SUPR, me gastaba la santa paciencia de hacer sobre la mesa o en el aire, la pulsación con los tres dedos y en Mac es más sencillo, sólo con dos dedos COM y <RET (Comando y Retroceso). Lógicamente esto lo hago de manera discreta, porque no hace falta que nadie lo vea -para que no piensen que estoy majara- y, ciertamente me funciona. Al menos, en principio necesitamos de cierto mecanismo para decir ¡NO! en grande y en mayúscula a nuestros pensamientos tóxicos.
Lo que también hemos de aprender es a sustituir esos pensamientos por cualquier otro, puesto que por desgracia, no podemos dejar de pensar. Así que será bueno distraernos en otra cosa cuando tenemos un pensamiento que no nos gusta. No basta con decir No, porque puede que ese pensamiento vuelva nuevamente, ya que se ha encariñado con nosotros.
¿Se les ocurre otra manera de enviar esos pensamientos negativos a paseo?
Muy interesante, gracias y buen día!
Muchas gracias. Igualmente. Un abrazo
[…] Para evitar comerte la cabeza, fundamentalmente hay que evitar los pensamientos negativos ¡vaya que ilusión! ¿Y cómo sé cuando un pensamiento es negativo y cuando es positivo? Es relativamente sencillo: un pensamiento positivo nos hace sentir bien, mientras que el negativo, nos pone de mal humor, nos hace sentir mal, nos enfada o nos trae recuerdos que no son demasiado buenos. En ese caso, lo ideal es evitar esos malos pensamientos o tratar de cortarlos. Hace poco hacía una reflexión sobre como eliminar o tratar de evitar esos malos pensamientos. […]