Hace unas semanas se hacía viral un vídeo, en el que un conductor denunciaba a un patinete que circulaba a gran velocidad. Un coche circula por una carretera y un patinete le adelanta a gran velocidad. No voy a convertir el blog en una crónica de noticias y sucesos, sino que desde que vi el vídeo no he parado de darle vueltas a lo mismo y ahora lo he vuelto a confirmar visionándolo varias veces: ¿Cómo denuncias que un patinete te adelanta a 90 por hora y vas conduciendo y grabando con el móvil?

No nos cuesta nada ver los fallos de los demás, sin embargo, no reconocemos fácilmente los nuestros. Criticamos, hablamos, enjuiciamos con una facilidad pasmosa a todo el mundo, creyendo que estamos por encima del bien y del mal, cuando a veces cometemos los mismos errores o algunos peores que los demás ¡Qué fácil es criticar al del patinete, sin darse cuenta que también está prohibido utilizar el móvil mientras se conduce! En la búsqueda de ese documento me encontré con otro en el que no está muy claro si el conductor graba, pero sí que lo hace a más velocidad para perseguir al patinete. Lo graban en una vía limitada a 60 Km/h, circulando a 90 para denunciar al patinador, así que ejemplos encontramos los que queramos, ahora la pregunta es ¿por qué somos así? ¿Por qué nos cuesta poco ver los errores de los demás y mucho ver los nuestros?
Seguramente no es fácil contestar a estas preguntas. Es muy probable que nos cueste mucho examinarnos nosotros/as y ser menos benevolentes con el resto. Puede ser que veamos con mayor facilidad la mota en el ojo del otro que la viga en el nuestro, como ya se decía desde antiguo. Quizá ese problema este asociado a la misma naturaleza de la persona desde muy antiguo.
Pero no nos quedemos en el problema, vayamos a la solución ¿De qué manera podríamos ser menos críticos con los demás y coherentes con nosotros mismos? Aquí dejo algunas pistas:
1.- No juzgues rápido. En la sociedad de la inmediatez, como sucede con estos vídeos, cuando vemos algo extraordinario, queremos grabarlo, tenerlo a toda costa y lo hacemos todo tan rápido que no nos damos cuenta que estamos metiendo la pata. Así que no hagas un juicio rápido, piensa bien antes de publicar ¿estoy haciendo yo lo correcto? ¿No habré hecho en alguna ocasión algo parecido?
2.- Ponte en el lugar del otro/a. No suele costar mucho, pero pregúntate: ¿Si fuera yo el de la patineta? ¿Si fuera un hijo/a mío, lo publicaría igual? ¿Lo criticaría igual? La empatía es algo muy fácil de decir y pronunciar, pero muy complicado de cumplir. Pongámonos verdaderamente en el lugar del otro ¿y si fuera yo?
3.- Permitamos los errores. Todos nos equivocamos, todos/as hacemos cosas mal, ayudemos a corregir aquello que se hace mal desde un espíritu constructivo y amable, no desde la crítica estéril que no lleva a ninguna parte. Yo me equivoco, tu te equivocas, el se equivoca… todos nos equivocamos.
4.- No busquemos la admiración sino la felicidad interna. Es posible que cuando vemos una patineta a gran velocidad, la tentación es publicar y denunciar porque así tendemos muchas visualizaciones, nuestro canal tendrá tráfico, nos haremos ricos ¿de verdad crees eso? Necesitamos muchas visualizaciones para que eso ocurra, así que antes bien pregúntate ¿de verdad te hace bien, te hace feliz hacer esa publicación?
5.- Deja un poco de tiempo. Piénsalo. A veces algo que publicamos o decimos, luego nos cuesta un problema. No sé si al conductor le habrá caído una sanción por conducir y usar el móvil. Pero seguro que si se para un momento y lo piensa, si da un poco de tiempo, es probable que se dé cuenta de su error y las posibles consecuencias. Así que detente, piensa y valora si es lo correcto antes de hablar o publicar.
No sé si nos ayuda a reflexionar un poco sobre la sociedad de la inmediatez, sobre la velocidad y juzgar pronto lo que hacen los demás… Lo que sí está claro es que antes de hablar mal, antes de soltar por nuestra boquita, deberíamos pensarlo bien por el daño que causamos y por el daño que nos puede causar…