Los recuerdos no son reales

Puede parecer extraño, pero es así. Nuestra mente se adapta a los distintos momentos que vamos viviendo, de modo que lo que recordamos no es tal como creemos, no con total exactitud. Distintos estudios demuestran que nos vamos adaptando a las circunstancias y que, lo que recordamos no es exactamente como pensamos.

Los recuerdos mienten…

He estado buscando la referencia exacta pero no la encuentro ya que la escuché en la radio mientras conducía y no me dio tiempo de anotar. Pero, en resumidas cuentas el estudio realizado había propuesto un test sobre aficiones, gustos, preferencias de distintas personas sanas. Ese mismo test se repite años después pidiendo a las personas que tratasen de recordar como eran entonces ¿Qué les gustaba, cuáles eran sus preferencias y sus aficiones? La conclusión: mayoritariamente, con el paso del tiempo, los recuerdos que tenemos de épocas pasadas no son tal como creemos. Pero lo sorprendente es ¿Cómo es posible que no recordemos igual aficiones o equipo que nos gustaba? ¿Cómo recordamos que nos gustaba una cosa y es otra? Como mínimo es sorprendente.

Sin embargo, la referencia no interesa mucho, sino más bien la lección que podemos aprender de lo que se demuestra científicamente. Entonces, ¿Si los recuerdos no son como creemos que eran, por qué torturarnos con ellos? Ese me parece el gran aprendizaje. Si resulta que yo creo que en tal situación hace diez años, hice el ridículo, si creo que no actúe bien cuando no estudié todo lo que debería para un examen hace tiempo, si yo recuerdo una situación no demasiado importante como algo grave ¿Por qué me taladro la cabeza con esa cuestión?

Mención aparte, como siempre propongo, se merece un accidente, enfermedad grave, situación de peligro importante, que evidentemente imprime un recuerdo potente en nuestro cerebro. Me refiero más bien, a situaciones casi sin importancia que las magnificamos con los recuerdos, que le damos más importancia de la que merecen, que nos torturan durante días, meses y años, que seguimos recordando con angustia ¿qué sentido tiene?

Es más, como ya he propuesto en alguna ocasión no tiene demasiado sentido torturarnos por el pasado. Lo ideal, siempre es vivir en el presente. El pasado ya fue, el futuro puede ser o no, tal como lo planteamos. Así que lo ideal es centrarnos en la vida actual, en el momento en que nos encontramos aquí y ahora.

La idea es que si nuestros recuerdos no son tal como los “recordamos” no tiene ningún sentido el agobio el estrés, la angustia que nos produce. Es más, volviendo a situaciones traumáticas, hay personas resilientes que, tras vivir una situación muy negativa, son capaces de sobreponerse y seguir adelante, siendo incluso mejores personas que antes. Han aprendido, han crecido a raíz de lo ocurrido.

Si nuestros recuerdos no son reales, sigamos adelante viviendo el momento presente con ilusión y alegría y, si hemos de pensar en algo, pensemos en el futuro, porque con nuestra actitud, trabajo y perseverancia actual, podríamos modificarlo. Sin embargo, el pasado quedará como está, como lo recordamos, mejor o peor, pero nada de los recuerdos debiera poder hacer que tengamos una vida actual o futura mejor. No dejemos que el pasado nos agobie. Vivamos la vida con alegría y positividad, más aún si los recuerdos nos engañan.

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