El mundo digital que nos uniforma

Lejos de darnos más voz, pluralidad, diferencia, diversidad, todo el mundo digital nos hace más iguales, nos uniforma. Hay quien valora estos medios porque permite comunicarnos, establecer relaciones, al final nada ha cambiado. Todo sigue igual. Hay muchas variedades, tenemos micro mundos globales en cada comunidad.

La digitalización nos hace más iguales

Las modas no son lo que eran —dirán los nostálgicos— antes se usaba un estilo de vestido o peinado y todos íbamos igual. En la música también se percibían las modas: una canción exitosa lo era en todos lados: se escuchaba en todos los lugares más o menos lo mismo. Sin embargo, la globalización “se supone” acabó con eso. Lo entrecomillo, porque tengo mis dudas.

En cierto momento se percibía la libertad de podernos expresar, teniendo medios para ello, en el comienzo de la era digital, parecía que cualquiera podría expresar su voz y, teniendo razón, podría llegar hasta lugares insospechados. Sin embargo, con el paso del tiempo y visto ese filón, se nos impone el control. Hay quien controla, las propias plataformas deciden qué tiene visibilidad y qué no, con lo cual terminamos igual que hace mucho tiempo, pero a una escala más grande.

En este espacio positivo no quiero convertirme en lo contrario, sino que seamos capaces de analizar lo que sucede para ser más libres y más positivos/as. Puesto que no todo lo que vemos, no todo lo que nos llega es producto de la libertad o del ingenio de alguien. Es la instrumentalización de esos medios de comunicación y plataformas con fines económicos y de poder lo que hace que veamos lo que vemos y que nos llegue determinada información y no otra. Hemos de ser críticos/as con el entorno digital, porque al final nos quiere llevar hacia una corriente única de pensamiento.

El único cambio es que las tendencias llegan con mayor rapidez. Las modas nos llegan una enorme inmediatez y duran mucho menos. Así que será muy bueno desconectar durante determinados momentos para oxigenarnos y llenarnos de lo verdaderamente importante, nuestro entorno analógico, nuestro día a día. Ser capaces de sentir, de ver, de palpar, de amar, apartando las pantallas un poco de nuestras vidas.

No es esto una crítica al mundo digital, que me encanta, sino que debemos, precisamente ser críticos, con lo que nos llega. “Supuestamente” —otra vez entrecomillado—, algoritmos hacen que nuestra experiencia sea lo más gratificante posible cuando navegamos o utilizamos nuestros perfiles. Sin embargo, la realidad se reduce a un fin comercial.

La globalización que tantas cosas buenas nos ha traído tiene el defecto de homogeneizarnos más. Cada vez más se pierden los pequeños detalles de nuestras culturas locales porque la tendencia la marca la red social de turno. Desde una óptica positiva no nos neguemos al mundo digital, sino que tratemos de ser críticos con él y plantearnos ¿por qué veo este mensaje y no otro? ¿Por qué siempre me aparecen las mismas personas? ¿Por qué los mismos vídeos?

No dejemos que lo digital apague la creatividad, el amor, la felicidad y todo lo que llevamos dentro por seguir el reto de moda. No nos dejemos hipnotizar por los algoritmos creados para que veamos lo que alguien quiere, saquemos el partido a los perfiles y disfrutemos del maravilloso don de la libertad, que nadie nos uniforme…

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