Escuché esta frase y, como se dice ahora, me voló la cabeza. Ciertamente la felicidad está en el equilibrio, siempre lo he mantenido, los extremos nunca son buenos. Sin embargo surge la duda: ¿Podrá alguien ser feliz si le falta lo que desea? Realmente no, pero tampoco se es feliz sólo por conseguir todo lo que se desea. Entonces, si no es ni una cosa ni otra, ¿Cómo podemos ser más felices?

Existimos para la felicidad. Ese es nuestro objetivo. De la manera que consideremos, buscando en un lado y en otro, tratando de desarrollarnos, de encontrar nuestro verdadero yo. Para unos la felicidad está en un lugar y otros la encuentran en el lugar opuesto. De ahí, como ya muchas veces hemos dicho la felicidad no se escribe de una única manera, sino que tiene muchísimas formas de escribirse y de ser, tantas como personas existe en en el mundo.
La reflexión, no obstante, nace de la idea de equilibrio. Como decía la frase no somos felices si lo tenemos todo, pero tampoco lo somos si nos falta de todo. Para hallar la felicidad, necesitamos por tanto, equilibrio. Ni que nos falte de todo ni que lo tengamos todo. Hemos oído decir que las personas que son muy ricas no son del todo felices, pero tampoco lo son aquellos que no tienen para subsistir. La mayor de las opulencias cansa, pero la mayor de las pobrezas también. Lo equilibrado, en el caso de la riqueza, sería tener lo necesario para vivir.
A todos nos gusta descansar y estar de vacaciones, pero no es menos cierto que mucho tiempo de vacaciones, empieza a ser tedioso. No sabemos en que invertir nuestro tiempo libre y buscamos algo en qué entretenernos. Otro ejemplo degustar comidas exquisitas es algo maravilloso para el paladar, pero comer en todo momento exquisiteces, es probable que atrofiaría nuestro gusto y ya no sabríamos distinguir entre lo bueno y lo malo.
Con todo la respuesta ya la hemos dado. Todo es bueno en su justa medida. Todo es bueno con mesura, con equilibrio, para que podamos disfrutar de momentos sensiblemente mejores y otros peores. Para disfrutar de una buena vida hemos de tener una vida normal. Equilibrada. Le felicidad está justo en esa medida, en el equilibrio de las fuerzas, en no estar siempre ni en lo más alto ni en lo más bajo, sino con fluctuaciones dentro de una vida equilibrada. Es cierto que hay personas que tienen mucho, que están en lo más alto en cualquier sentido y otras, no tanto, pero ¿Está ahí la felicidad?
Si tenemos lo necesario, es más que suficiente para ser felices y disfrutar de la vida que llevamos. Si podemos permitirnos algún capricho, si tenemos comida a diario y podemos comunicarnos con nuestros seres queridos es más que suficiente. Si gozamos de cierta salud, si tenemos una vivienda, un trabajo y relaciones sociales satisfactorias, tenemos una auténtica riqueza.
Que no nos deslumbren las luces del glamour, ni las sombras de la oscuridad, mientras vivamos con cierta luz, nuestra existencia será optima. Con luces y sombras, con momentos mejores y peores, con días de invierno y de verano, con todo lo bueno que tiene la vida. Ni tenerlo todo, ni que nos falte de todo. Ese es el secreto de la felicidad.