Tenemos en casa la sana costumbre de celebrarlo casi todo. Digo casi porque seguramente habrá alguna cosa que se nos escapa. Cumpleaños, santos, aniversarios, el día de…, el final de trimestre, vacaciones, cualquier logro que tengamos, lo celebramos. Me di cuenta que era una buena cosa al leer una entrevista a integrante de una tribu que hablaba de la felicidad. Afirmaba eso: lo celebramos todo: Que llueve, lo celebramos, que hace sol, también. Cuando hay alimentos y cuando no lo hay. Siempre hay cosas que celebrar. Es una buena forma de invitar a la felicidad a nuestras vidas: celebrándolo todo.

¿Celebramos la llegada de la primavera? ¿Si celebramos que estamos juntos? ¿Celebramos la vida? No estaría nada mal. Para celebrar cosas no es necesario que hagamos una gran fiesta ni que invitemos a la flor y nata del entorno en el que nos movamos. Simplemente hace falta cierta disposición hacia la celebración. Saber que tenemos algo que festejar. Las celebraciones no es un cosa baladí. La celebración implica muchísimas cosas:
Agradecimiento
La celebración es agradecimiento por un año más de vida, por los dones que tenemos, por lo que hemos conseguido. De algún modo damos gracias por estar en este preciso instante de la vida en la que hemos llegado hasta aquí. Celebrar es dar gracias. No debería falta un momento de agradecimiento en cualquier celebración que realicemos.
Festejar
Ponernos en situación de fiesta no supone hacer un gran gasto ni hacer grandes preparativos, sino ponernos en disposición de festejo. Hacer algo diferente porque hoy es el día de… Una simple comida distinta, dándole un toque especial, anunciando ese festejo, es suficiente para hacer la celebración, sin demasiado gasto.
Disfrutar
De ese momento, del momento presente que nos permite celebrar con las personas que queremos e incluso, individualmente aquellas cosas que son importantes para nosotros. Los pequeños logros, las pequeñas mejoras, cualquier cosa digna de mención que nos apetezca celebrar, podemos celebrarlo y disfrutarlo intensamente. Disfrutemos de nuestras celebraciones aunque parezcan poca cosa, nimias o sin importancia. Disfrutemos de cada instante.
Celebrar la vida
Ni más ni menos. Esa es la cuestión, llevar la alegría dentro por cualquier situación que nos parezca necesario recordar. Cualquier notica, acontecimiento que tengamos en determinados momentos de nuestra vida son dignos de celebrar. Se trata de celebrar la vida, que estamos bien, vivos/as y que nos ayudará estar más alegres, más felices, más vivos y contentos/as. ¿Te animas a celebrarlo todo?
Siii, qué bonito aprender a celebrar y festejarlo todo… una de las claves para ser felices