Un amigo me contó que ese lapso de tiempo es el que tardamos en decidir. Si sobrepasamos ese tiempo es probable, según esta idea, que empecemos a rumiar y, finalmente posterguemos o no hagamos nada.He estado mirando por la red —que lo sabe todo— y hay quien propone un tiempo de lapso más corto, hasta cinco segundos. Ciertamente nuestras decisiones a veces se postergan indefinidamente, la decisión es estar siempre indecisos y así se nos va la vida ¡Decídete! En 20 o en 5 segundos, pero haz algo… no procrastines.

El ejemplo que me ponían tenía que ver con una persona que pide ayuda en la calle. Si en un lapso de tiempo no decido ayudar, es muy probable que no haga nada, que pase de largo. Imaginemos que hay una persona con el vehículo averiado en la calle y pide ayuda, si no tomo una decisión rápida, es probable que pase de largo y no haga nada. Y así nace la indiferencia, algunas, quizá muchas personas cada día pasan de largo ante las injusticia, ante las necesidades, ante los demás.

Quizá deberíamos tener una especie de mecanismo que nos dijera en voz alta, ante cualquier situación: ACTÚA, no pases de largo. De esa manera venceríamos la indiferencia, el aceptar todo como válido, dejar de estar adormecidos, porque probablemente una de las cosas más graves que suceden en esta sociedad actual es que estamos adormecidos. Nos adormecen o nos dejamos llevar para no pensar, para no actuar.

¿Qué solución hay?

En principio parece que pocas, mientras sigamos sentados en nuestro sillón. La cuestión será n o tardar demasiado para actuar. Ante cualquier situación: DECIDE. Pero, sin duda lo peor es dejarlo para otro momento, pensar que ya lo harán otros. Tomemos parte en nuestro mundo en nuestra sociedad, en nuestra vida, no dejemos ir, no nos dejemos llevar por la corriente, por lo que hace la mayoría, por el siempre ha sido así. Simplemente ACTÚA en cinco, veinte o algunos segundos más, pero no lo dejes para mañana. Decídete