Del amor se ha hablado mucho. Es de los sentimientos más raros que conocemos porque es capaz de transformarlo todo, de hacer irracional todo, que algunos no comprenden como es posible que se cambie y se actúe de tal manera ante ese sentimiento. Hay quien dice que el amor carece de lógica, no tiene sentido que actuemos como lo hacemos cuando nos enamoramos. No es posible demostrar eso que sentimos por esa persona y no por otra. Es por ello que el amor lleva en algunas ocasiones a cometer alguna locura. Entre ellas el olvidarse absolutamente de uno/a mismo/a para dedicarse y, a veces someterse a la otra persona. Así es que no podemos amar, si no nos amamos primero.

Es verdad que un primer momento de amor, todo se vuelve irracional. No nos entienden nuestros padres o familia, no nos comprenden nuestros amigos. A veces, incluso, ni nosotros mismos nos comprendemos. Pero cambiamos. Hay una fuerza motriz muy potente que nos lleva por caminos diferentes a los que transitábamos, a explorar, a descubrir, a vivir de forma distinta a la que lo hacíamos con anterioridad. Sin embargo, ese amor se puede convertir en algo destructivo si no nos amamos primero. No es normal una entrega hasta tal punto que mi persona se acabe y se someta al otro/a. No es normal que mi vida deje de ser mía para ser una posesión de otra persona, llegando al maltrato verbal o físico. Tengo que amarme primero para poder amar.
No puede ser que ante una relación mi vida cambie tan radicalmente como para que deje de ser yo. Es verdad, que en esos primeros momentos, todo cambia, nuestras relaciones deben ser distintas, no es lo mismo estar con alguien que no estarlo. Pasamos más tiempo juntos, nuestras inquietudes son diferentes, ya no soy uno, somos dos. Sin embargo, no puedo dejar de ser quien soy, no puedo perder la esencia de mi vida, para vivir exclusivamente a la sombra de otra persona. Es necesario respetarme quererme, valorarme para poder amar al otro.
Si no me quiero, si no me amo, es imposible que pueda amar. Tengo que conocerme, saber de mis potencialidades, de mis capacidades, de mis puntos flacos y débiles, para desde ahí amar al otro/a. No se trata de ser egoísta ni superior. Se trata de saber quien soy, que quiero, que amo, que me gusta y que no para poder mostrar todo eso a la otra persona. El amarme y quererme para poder amar, es una parte fundamental para mi autoestima sin la que es imposible vivir una vida saludable. Una persona con baja autoestima, con poco amor propio, no puede generar un sentimiento de amor recíproco, sino que generalmente se somete a otro. Quien no se ama de verdad, no puede amar. Conozcamonos, amémonos, no como un sentimiento narcisista, sino como manera de reconocer quien soy y lo que deseo para amar al otro/a. No puedo amar sin autoestima, no puedo amar, sin quererme y mostrar todo lo que soy y tengo. No puedo amar si no me amo primero.