Si no vas a cumplir tus propósitos, mejor no los hagas. Un porcentaje abrumador, un 90 % de la población no cumple con aquello que se propone al comienzo del año. Acaba de iniciarse 2022 y muchas personas piden, se proponen, realizan una lista de cosas que quisieran hacer a lo largo de este año. Me imagino que conocen las tres peticiones más repetidas: Hacer deporte, dejar de fumar y una dieta equilibrada o bajar de peso. Sin embargo, con el paso de los días, esos propósitos quedan en el olvido. Nueve de cada diez personas tira la toalla. Por eso, lo mejor es no hacer ningún tipo de propósito para este 2022.

La cosa es que si en este espacio hablamos de positividad, buen rollo, optimismo, etc ¿Como es posible que recomiende no hacer algo por mejorar nuestra vida? La razón es muy sencilla, creo que no deberíamos perder tiempo en algo que no vamos a terminar. Es mejor, por tanto, enfocarnos en aquello que si es posible, optimizar nuestro tiempo en aquello que somos capaces de lograr, es algo que tiene sentido ¿no? Así, por tanto la cuestión será preguntarnos ¿Por qué no cumplimos esos propósitos?
No son nuestros
Me refiero a que no cumplimos aquellos propósitos que vienen de fuera, que son impuestos. Por ejemplo, hay dos muy propios de este periodo: empezar dietas y hacer deporte. Pero ¿De verdad quieres hacer deporte? ¿De verdad quieres hacer dieta? No se trata de dar una respuesta al uso, sino de preguntarnos si, de verdad queremos con todo nuestro corazón alguno de esos propósitos ¿De verdad te gusta el deporte, cuál? ¿Realmente necesitas bajar de peso? Si no es así, mejor no intentarlo. Lo que sucede es que en este tiempo, tras los excesos navideños, hay cierta culpabilidad y emprendemos nuestra aventura deportiva o dietética. Por tanto, la primera clave es preguntarte si, de verdad ¿Este propósito es mío, lo quiero y estoy totalmente convencido de que es lo mejor en este momento de mi vida?
Un tiempo para desarrollarlo
Tras valorar y comprender que ese es nuestro verdadero objetivo y que queremos realizarlo, el siguiente paso es proponer un plan para llevarlo a cabo. No hay soluciones mágicas que de un sólo intento, sino que las mejoras se producen a largo plazo. Hace tiempo se decía que necesitaban veintiún días para incorporar o quitar un mal hábito. Sin embargo, luego se comprobó que es necesario bastante más tiempo para incorporar algún nuevo hábito, así que cualquier cosa que nos propongamos, debe ser con el firme propósito de llevarlo a cabo y con un plan para desarrollarlo.
Propósitos alineados con tu ser
Es posible que quiera estar en forma, pero mi coordinación deportiva es desastrosa. Puede que quiera correr los cien metros lisos en menos de diez segundos, pero si mi edad y complexión no me lo permite será bastante difícil. Así por tanto, aquello que nos proponemos, debiera brotar de lo más profundo de nuestro corazón. Por ello, sería muy bueno plantearnos lo que de verdad queremos ¿Qué cambios quiero implementar en mi vida? ¿Qué hábitos son los verdaderamente fundamentales y que me hacen desarrollar mi ser, ser más auténtico/a, mas yo mismo/a?
Así que no nos propongamos cosas que no vamos a poder cumplir. Plantéatelo bien. Es preferible no tener propósitos, antes que confirmar en unas semanas que somos incapaces de llevarlos a cabo. Comprobar en un tiempo que “hemos fracasado”, que no podemos, es muy probable que mine mucho más nuestra autoestima que el hecho de asumir que no podemos que tomar la decisión consciente de no tener propósitos de año nuevo.