Le estado dando vueltas a este planeta durante esta semana. Realmente no existe un planeta así, pero sí que se me ocurrió que algunos viven en ese espacio porque cada vez parece que hay menos solidaridad, menos perdón, menos empatía, menos consideración hacia los demás, menos cooperación y petición de ayuda. El individualismo en el que nos encontramos nos hace considerarnos autosuficientes, sin necesidad de pedir ayuda… “ya lo hago yo”, “yo lo sé y si no, busco un tutorial” Pero ¿hay algo más maravilloso que pedir ayuda? ¿Hay algunas sensación más increíble que ayudar a quien nos pide esa ayuda?

No sé si estarán de acuerdo conmigo en esta sensación. Me parece que cada vez nos consideramos más autosuficientes, no solemos pedir ayuda, no queremos saber menos que… nos buscamos la vida para conseguir lo que nos proponemos sin que nada ni nadie nos moleste ni nos diga nada.
Es algo que resulta paradójico cuando, precisamente desde muchos ámbitos se nos propone el trabajo en equipo, la cooperación y la ayuda como forma de convivencia. Es verdad, no obstante que la solidaridad humana en situaciones más acuciantes es muy importante. En caso de catástrofe, accidente o cualquier otra situación siempre trabajamos de manera decidida por ayudar a nuestros hermanos. Sin embargo, luego, en el día a día, la cosa no la veo tan clara.
¿Para qué voy a pedir ayuda a alguien para hacer una receta o plato si lo tengo en internet? ¿Para qué voy a preguntar… para que se den cuenta que no sé? No tiene mucho sentido pedir ayuda, cuando soy autosuficiente o, al menos así lo considero.
Es verdad que muchas cosas las podemos aprender a base de práctica, mediante el estudio y trabajo personal, pero sin duda no se conseguirán los mismos logros y éxitos si vamos juntos que de manera individual, o propone el dicho: “si quieres ir rápido ve sólo, si quieres llegar lejos ve acompañado”.
Deberíamos abandonar el planeta autosuficiencia e instalarnos en un planeta más habitable, más confortable en el que nos necesitemos unos a otros. No dudemos en pedir ayuda, no neguemos la ayuda cuando nos la ofrecen. Dejemos de lado la autosuficiencia y la prepotencia, porque juntos podemos más, hacemos más, llegamos más lejos.
Ofrezcamos nuestra mano para ayudar y solicitemos a otras personas que nos echen un cable cuando lo necesitemos. No hay nada mejor que tener la humildad de pedir ayuda cuando es necesario, no hay mayor sencillez que ponernos a los pies de otros y ayudar, incluso cuando no nos lo pidan.