¿De verdad es todo tan complicado

A veces nos complicamos la vida en cosas realmente sencillas. Un simple problema de tráfico, una llegada tarde, un trabajo que no sale a tiempo, un pinchazo, una avería de un electrodoméstico en casa… y tantas otras cosas, hacen que nuestro día se convierta en un desastre y nada funcione a partir de entonces.

En ocasiones, además, todas esas cosas se van sumando o alguna de ellas y nuestra vida se convierte en un desastre, la clave para solucionar esta situación es preguntarnos si de verdad es todo tan complicado, ¿es realmente tan grave eso que nos sucede?

¿Todo es un problema?

Incluso hasta las cosas más graves no son tan importantes como parecen. Para lograr superar estos obstáculos que, en ocasiones, nos presenta la vida, la clave esta en relativizar y simplificar esos problemas. Imaginemos que se nos cae el móvil y se nos rompe de manera irreparable. Obviamente, por nuestro trabajo y por muchas razones más, necesitamos el móvil ¿Sirve de algo gritar, enfadarse, lamentarse porque el móvil se nos ha roto? ¿Debe estropearnos el día el hecho de que el móvil se haya ido al traste? Y la pregunta más importante ¿Sirve de algo ese enfado, mal humor o lamentación? Seguramente no. Sólo hay una solución: ir a comprar otro y poco más. Por tanto, vayamos a comprarlo y dejémonos de complicarnos la vida. Así de simple y así de secillo.

Este mismo caso lo podemos llevar a una avería del coche, a la rotura de un electrodoméstico importante en casa, a que se estropea un ordenador o una maquinaria importante en el trabajo y que hacen que nos cojamos un enfado terrible ¿Sirve de algo? ¿Arregla el problema? Seguramente respondemos a las dos preguntas negativamente. Por eso, si no sirve de nada el enfado y si no soluciona nada la pregunta es obvia ¿Por qué nos complicamos tanto la vida?

Tenemos que ser conscientes que la mayoría de esas cosas que nos suceden y que nos amargan el día, no son tan importantes, no son tan graves. Suelen ser cosas materiales y que podemos reponer con cierta facilidad —es verdad que hay unas cosas más caras que otras—, pero en general podemos reponerlas o buscar una solución para arreglar ese problema. ¿Entonces porqué nos complica la vida?

Es evidente que un día, algo que nos sucede y nos enfada no es importante. Pero hemos de estar alerta, porque esa conducta repetida en muchas ocasiones sí que nos puede hacer terminar siendo un poco amargados/as, porque ya adoptamos esa forma de ir por la vida en la que todo nos sale mal. Al final no sé si esa ley de la atracción tendrá razón o no, pero cuando nos colocamos siempre en una posición negativa, en la que consideramos que todo nos sale al revés, que nada va bien, que todo se nos rompe y estropea, de algún modo estaremos, con nuestra actitud, siendo más negativos/as y promoviendo que todo eso suceda.

No nos compliquemos la vida: simplifica y relativiza. Tomemos distancia, cuando algo se estropee o no funcione, respiremos profundamente y veremos que seguramente no es tan importante como creíamos… Las cosas no son tan graves como parecen, podemos ser felices con poco y tenemos todo el derecho del mundo a pensar que nada tiene que amargamos nuestra existencia. Si queremos que cosas agradables nos ocurran, vamos a por ellas: las cosas no son tan complicadas como parecen.

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