No es un aprendizaje nuevo. Seguro que ya lo sabemos. Todo en demasía se vuelve cansino y aburrido. Escuché decir, me imagino que con razón que entre las personas más poderosas y adineradas, el aburrimiento campa a sus anchas. Parece lógico porque cuando se tiene mucho, cuando hay demasiado ¿Qué más vas a buscar? Lo tienes todo, puedes adquirir, conseguir, tener todo lo que tu dinero te proporciona. Entonces ¿Qué más? El hastío y el aburrimiento, es por eso que todo cansa.

Me vienen otras ideas a la cabeza sobre los excesos. La primera es sobre la comida. Me encanta el chocolate y he descubierto que un trozo de chocolate sabe bien, pero cuando tomas varios al final terminas empalagado. Ya no te da ni el mismo sabor ni el mismo gusto que un pequeño trozo al tomarlo. Otra idea que se me ocurre es, sobre las series de televisión. Algunas las veo poco a poco mientras hago deporte en casa y otras, a veces, con la familia, en fin de semana. Resulta que, cuando nos damos un atracón de series y vemos una temporada completa en un fin de semana, la serie no me gusta tanto. Sin embargo, aquella que voy viendo a trozos, parece, aunque no lo sea, mas interesante, me gusta más, la recuerdo más.
La propuesta, por tanto, sería tratar de disfrutar de las cosas en su medida. No por tener mucho, no por hacerlo todo de golpe, es mejor. Casi todo en pequeñas porciones es mejor, la comida, las series, el aprendizaje, la lectura… a veces si nos lo zampamos de un golpe, nos quedamos con un sabor de boca agridulce. No nos llena, no nos completa. Mientras que, cuando vamos poco a poco parece mejor, que se disfruta más, que es más maravilloso.
Lo mismo puede ocurrir por defecto. No es nada bueno, por ejemplo, cuando queremos bajar unos kilos y dejamos de ingerir todo tipo de alimento durante un periodo prolongado. Es muy probable que, si mantenemos esta falta de alimento causemos un daño en la salud. Hay cosas que, siendo perjudiciales para el organismo deberíamos eliminar como alas drogas, el tabaco y el alcohol, pero tomar un vaso de vino en las comidas es bastante saludable.
Otra clave estaría en el equilibrio. Tomar en su justa medida de todo. A veces nos obsesionamos con llegar rápido, con hacerlo todo pronto. Pero sin disfrutar del viaje, del momento. Tenemos que establecer cierto equilibrio y realizar todo lo que hacemos con mesura, con tranquilidad, disfrutándolo. Fijándonos en los pequeños detalles, regocijándonos en ellos. Para disfrutar de un buen vino o bebida no hay que tomarse varios litros, para saborear un buen tiempo de playa, no hay que estar tres meses en ella, para hacer deporte no hay que correr una maratón cada día. Todo en exceso cansa y se le pierde el gusto y el interés.
Seamos equilibrados, tranquilos/as… disfrutemos de todo en pequeñas porciones o dosis que nos van a dar más alegría, placer y felicidad que un atracón, por mucho que nos guste.