Cada día tomamos cientos de decisiones. La mayoría de ellas son generadas por automatismos que apenas valoramos, tales como lo que desayunamos, la ropa con la que nos vestimos, el camino por el que vamos a nuestros quehaceres diarios. Son una especie de piloto automático en el que nuestra mente trabaja casi sin prestar atención a lo que hacemos. Pero no estaría mal estar más presente en las decisiones que tomamos, de cada cosa que hacemos, en definitiva tomar decisiones conscientes. Vamos a verlo…

Habría que matizar en primer lugar que las cosas que hacemos en piloto automático, las vamos a seguir haciendo. Supondría un desgaste tremendo el tener consciencia de todo, absolutamente lo que hacemos. No podemos ir pensando: ahora estoy caminando de manera consciente, ahora estoy parado, ahora vuelvo a andar. Esos automatismos tendremos que seguir haciéndolos en modo automatizado.
Establecer prioridades
En primer lugar hemos de ser conscientes de lo que nos parece importante y lo que no. Muchas veces en nuestra actividad diaria hacemos, hacemos y hacemos todo de la misma manera. Sin embargo, debemos prestar más atención o poner más énfasis en algunas cosas que en otras. En ocasiones dedicamos demasiado tiempo a tareas que no tienen ningún sentido, perdiendo un valioso tiempo. Por ejemplo, podemos sentarnos a ver nuestras redes sociales, contestar el correo o mirar el WhatsApp o ver memes. Sin embargo, hemos de ser conscientes que esa es una actividad poco rentable a la que no deberíamos dedicar mucho tiempo. Por ello no debería ser nuestra prioridad. Así, si por la mañana, a primera hora nos ponemos a hacer todo eso, probablemente perderemos un tiempo valioso. Así que, de una manera consciente, dejemos la actividad de estar al día en las redes —que es una cuestión importante de ocio o trabajo— para un momento secundario, no lo pongamos como primera cosa entre nuestras prioridades. Establezcamos un orden claro sobre a qué cosas vamos a dedicar tiempo
Diálogo interno
Nos sirve para enfocarnos. Para ver hacia dónde vamos. A través de las preguntas que nos podamos hacer, valoramos si estamos en el buen camino o no. El diálogo interno supone preguntarnos por lo que estamos haciendo, cómo, si creemos que vamos bien en ese trabajo, etc. Es necesario preguntarse para tratar de valorar lo que estamos haciendo de forma adecuada. No se trata de fustigarse, ni castigarse, sino más bien de valorar lo que hacemos ¿Creo que estoy en el buen camino? ¿Hago lo correcto? ¿Esta decisión que he tomado es la correcta? Si no somos capaces de pensar, de dialogar, todo se vuelve automático y estaremos trabajando como pollo sin cabeza, corriendo de un lado para otro sin sentido. Hay que parar, preguntarnos y seguir.
No tomar decisiones en caliente
Es uno de los grandes problemas para no tomar decisiones conscientes: actuar de inmediato, sin pensar, sin meditar bien. No se trata de estarle dando vueltas durante semanas a una decisión, sino más bien que cuando nos proponen algo, cuando vamos a decidir cualquier cosa de cierta trascendencia, lo pensemos un poco. Si nos fijamos bien algunas compras las hacemos sin pensar demasiado. Precisamente el consumo juega esa baza: es la oferta de hoy, no lo pienses, mañana no tendremos ese descuento, es un oportunidad, de modo que nos obligan a comprar sin pensar. Si nos detenemos y tratamos de decidir conscientemente la idoneidad de ese producto, seguro que lo aplazamos, porque no es tan necesario. Por tanto, tratemos de darnos un respiro en las decisiones. Tomemos unos minutos para pensar y decidamos conscientemente.
Pequeños ejercicios de toma de consciencia
No pongamos siempre el piloto automático. Sintamos y vivamos algunas de las cosas que hacemos. Como decía antes, no se trata de ir pensando cuando caminamos y cuando no. Pero no estaría mal por ejemplo, pensar que nos estamos lavando los dientes cuando lo hacemos. Ver que estamos saboreando un café, cuando hacemos la media mañana, de manera que no todo sea de prisa y en modo automático, sino poniendo pequeños énfasis en actividades cotidianas para no olvidarnos de lo importante que es mantener la conciencia en nuestra vida.
Poner pasión en lo que hacemos
Hagamos lo que hagamos, pongamos pasión. No hay dada peor que que hacer cosas sin ánimo, con desgana. Trabajemos el poner el foco y la pasión en aquello que nos ocupa. No estemos escribiendo y pensando en lo que tenemos que hacer luego, contestando a un correo y hablando por teléfono, porque seguro alguna de las cosas no saldrá bien.
Evitemos distracciones cuando estamos ocupados en algo. Dejemos el móvil lejos, centrémonos en lo que nos ocupa y cuando terminemos con esa actividad, nos tomamos un respiro, contestamos mensajes y volvemos a otra cosa con la misma actividad.
¿Se les ocurre alguna otra idea para tomar decisiones conscientes? Pueden compartirla en los comentarios.