Hay que cerrar temas

Con frecuencia abrimos muchas ventanas. Como solemos decir por aquí, nos gusta tener muchos calderos al fuego. Empezamos una cosa, seguimos con otra y así sucesivamente. Como se suele decir, somos multitarea. Sin embargo, este modo de trabajo no es nada bueno ni positivo para nosotros porque al final, lo que sucede es que terminamos la jornada o la semana con una sensación de agobio y de no haber terminado nada realmente, sino que todo lo hemos dejado a la mitad.

Debemos terminar una cosa para empezar otra

No somos ordenadores que podemos trabajar en cientos de procesos al mismo tiempo, sino que necesitamos, para nuestro bienestar personal, empezar y terminar cosas. Necesitamos concluir proyectos, cerrar etapas, terminar temas, concluir episodios para empezar unos nuevos. ¿No les ha pasado que, por ejemplo empiezan a leer un libro, pero se ven con otro sugerente que les llama la atención y luego otro, mezclando personajes, historias? Me ha sucedía con cierta frecuencia, hasta que me di cuenta que no me enteraba de nada y lo que es peor, abandonaba algunas de las lecturas a medias. Es por no cerrar los temas.

En el trabajo y en cualquier tarea es muy bueno concluir las cosas ¿Qué sensación nos da, si fuéramos de visita a una casa y encontramos el salón a medio pintar y a la semana siguiente y a la otra igual? Seguro que pensamos que se trata de gente descuidada, que no termina lo que empieza, nos llevaríamos muy mala imagen, por tanto siempre que podamos debemos concluir lo que empezamos, terminar y cerrar ese tema.

Ahora la cuestión es obvia ¿Cómo hacemos para cerrar bien las tareas o afrontar proyectos que podemos concluir? Se me ocurren algunas ideas:

Calcular bien lo que vamos a hacer: No deberíamos empezar un proyecto, trabajo o actividad sin prever bien el tiempo que nos va a ocupar, los materiales necesarios, los conocimientos y si podemos hacerlo individualmente o necesitamos ayuda externa. Volviendo al ejemplo de la pintura, he de decir que en época de trabajo no se me ocurre entrar en una obra de pintura en casa. No sé si voy a disponer del tiempo necesario, porque el resto, los materiales se pueden comprar; el conocimiento, aunque sea escaso, lo tengo y no necesito ayuda externa. Sin embargo, el tiempo en periodos de trabajo es más complicado. Por eso dejo esa labor para el verano, generalmente. Por eso es fundamental calcular mentalmente lo que vamos a hacer y si podemos afrontar la tarea.

Hay que ponerse unos plazos: Hay que pensar el tiempo que nos llevará esa tarea: días, semanas o meses. Teniendo en cuenta que si se trata de un trabajo a largo plazo, hemos de desglosar esos plazos en periodos más pequeños para ver que vamos cumpliendo con el objetivo final. En este caso, tenemos el típico ejemplo de escribir un libro. Puedes hacerlo. Tu puedes escribir un libro con tus memorias, experiencias, lo que quieras. Bien, una vez que tienes el firme propósito de escribirlo, piensa en ¿cuántas páginas debería tener ese libro? Pongamos por ejemplo, trescientas páginas. Y lo quiero escribir durante los dos meses de verano. ¡Perfecto! Dos meses tienen sesenta días, hago la operación y obtengo que, para lograr ese objetivo he de escribir cinco páginas diarias. Con estos cálculos, tengo un indicador claro en cada jornada si estoy cumpliendo con el objetivo marcado.

Finalmente, no poner muchos calderos al fuego: Si me propongo escribir un libro, no puedo también pensar en pintar la casa, leer dos libros por semana, hacer deporte, viajar, aprender un idioma nuevo, hacer tres cursos de alguna universidad de verano. Lo único que nos provocará es un cansancio tremendo y, la sensación de no terminar nada y de un agobio importante. Es por eso que no deberíamos asumir más tareas de las que podemos afrontar. Es indispensable para ello, ir cogiendo tareas y proyectos nuevos, pero dejando siempre un pequeño hueco vacío que podemos ocuparlo en tareas no muy importantes ¿Por qué? Pues por si aparece algún imprevisto, alguna cuestión importante que hemos de desarrollar con urgencia, no tener que dejar aparcado nada, sino poder afrontarlo sin que suponga mucho desgaste.

Pero de un modo especial, no tomar más tareas de las que podemos asumir es muy importante para nuestra salud y bienestar. Cuando cerremos una tarea, empezamos otra. Cuando acabamos un proyecto emprendemos otro. No somos superman ni superwoman. De modo que trabajar siempre por encima de nuestras posibilidades, nos va a dar problemas. Lo mismo con concluir un libro, una historia, una relación… es muy bueno siempre cerrar etapas para comenzar otras.

Anuncio publicitario