Ser o no ser… esa sería la cuestión. Sin embargo, en un mundo tan digitalizado e intercomunicado, es probable que predomine el parecer, la apariencia. Hemos de mostrarnos con nuestras mejores galas, hay quien habla de la marca personal como aquello que mostramos en nuestros perfiles sociales. Pero en el fondo subyace siempre la idea ¿Qué es preferible ser o tener? ¿Qué es mejor aparentar o ser realmente una persona de éxito? ¿Qué es preferible tener mucho (dinero, riqueza, bienestar) o ser una persona rica por dentro?

No es fácil responder a las preguntas porque desde siempre ha existido ese incoherencia entre una cosa y otra. Es decir, No es fácil decir que lo importante es ser una buena persona, cuando vemos el éxito a veces se une a poder, dinero, actividades poco lícitas… No es fácil explicarle a quien vive sin nada, que profundice en su ser interior para hallar el éxito, cuando desde fuera le bombardean con ese éxito ligado al consumo, al dinero y al poder. Es complicado hablar de desarrollo interior, de aquel famoso “Conócete a ti mismo” cuando por todos lados hay un ruido inmenso para que no pensemos, ni conocernos.
De un modo objetivo creo que podemos afirmar que lo mejor es trabajar el SER, conocerse, ser auténtico/a. Es cierto, que desde muchos ambientes se nos impone, casi se nos obliga a tener mucho dinero, poder, suerte. Pero también, objetivamente, podemos comprobar que, esas personas de éxito también sufren, tienes crisis importantes que no soluciona el dinero. Sin embargo, aunque son conscientes de que su realidad en un mundo de boato no es tan bueno como lo pintan, si que se empeñan esas personas en distanciarse, en seguir manteniendo su cuota de poder y alejan al resto de mortales ¿Por qué?
Seguramente es algo innato al ser humano. Desde las más primitivas tribus, había un líder. Una persona que se encargaba de guiar al resto de convivientes de ese grupo. Así, los que formaban parte de esa tribu les gusta ese privilegio o poder: ven al lider como un modelo a imitar. Seguramente desde ahí nace el deseo de querer ser mejor, el lider, el que gobierne. Hemos de entender, no obstante que ese privilegio o esa responsabilidad tampoco da la felicidad.
Ser auténtico/a, ser verdadero/a nada tiene que ver con la posición social o la responsabilidad que tengamos. Tiene más de bienestar interior. Si nuestro interior está bien, si tenemos en paz nuestra alma, todo lo demás vendrá por añadidura. No nos hace falta idolatrar a otras personas. Da lo mismo que tengamos una gran responsabilidad o que tengamos el empleo más sencillo del mundo. No necesitaremos nada. Somos felices con lo que somos. No tenemos que parecer nada. Somos, de ese modo auténticos y maravillosos, sin importarnos nada de lo que los demás piensen. No nos preocuparán las apariencias. Ante la cuestión si debemos ser o aparentar. Considero que siendo, estando en equilibrio, lo que hacemos, lo que decimos y pensamos hace que todo lo demás venga por añadidura. Nos dará igual y seremos felices
Ser auténticos. Buen articulo. Saludos