Leía un titular hace un momento, decía así: “Black Friday, la felicidad a mitad de precio”. Para algunos la felicidad está en comprar. Sin embargo, cada vez tengo más claro que la felicidad no está en tener cosas por muy maravillosas que sean. Es cierto que a todos/as nos gusta tener comodidades, con un lugar cómodo para vivir, la tecnología necesaria para acceder a lo que necesitamos. Pero nada de eso da una felicidad duradera.

Los niños pequeños nos enseñan mucho. Cuando reciben regalos, especialmente en Navidad o Reyes, se emocionan, no paran de abrir paquetes con enorme felicidad, pero en unas semanas todo estará almacenado en algún lugar. Esto demuestra que la felicidad no está en el objeto recibido, sino en lo que representa, en el uso que le damos. Nos da más felicidad una buena experiencia, un viaje, una excursión o incluso, lo que nos proporciona ese juego de distracción de alegría, de compartir con otros/as, que el propio regalo en sí.
Seguramente cuando hablamos con otras personas, compartiendo momentos memorables, seguramente hablamos de un viaje, de una anécdota graciosa, de lo divertido que fue un encuentro, lo bien que lo pasamos en… pero, lo que desde luego, no hablamos ni contamos como algo memorable es lo que nos compramos en la rebajas. Puede que se lo digamos a alguna persona en el momento de adquirir ese producto, pero dentro de unos meses no hablaremos nada de eso, no siquiera recordaremos el momento en el que lo adquirimos.
No soy de comprar. Sólo lo necesario. Prefiero una vida austera. Eso no quiere decir que me falten cosas. Gracias a Dios tengo de todo, pero no me deslumbran las rebajas, no me convence lo de esta nueva moda del viernes negro, cuando se aproxima una época de grandes gastos. No veo la necesidad de ir a comprar oportunidades, por muy importantes y buenas que sean las rebajas.
Con todo, la cuestión es invertir más en experiencias que en cosas materiales. Es evidente que lo material aquí se queda. Sin embargo, las experiencias son para siempre. Nos enriquecen, nos llenan el corazón, nos hacen felices, más completos/as, más personas.
Hoy en día recibimos mucha información, los dispositivos electrónicos, las pantallas, nos dan una cantidad de datos impresionante, que nos cuesta asimilar. Pero, una buena experiencia de vida, una vivencia positiva, alegre, feliz, nos quedará grabada para siempre. Por tanto, ahora es cuestión de preguntarse ¿que prefieres comprar algo en las rebajas o una escapada de fin de semana o un encuentro con amigos o familiares? En lo que decidamos estamos poniendo nuestra felicidad.