Nos pasamos la vida buscando. De pequeños buscamos ese juguete que nos encanta, de jóvenes a esa chica o chico que tanto nos atrae, luego buscamos el trabajo, el bienestar, la casa, el coche, todo aquello que creemos que nos da la felicidad. Lo que, algunos ignoran es que no hay que buscar las cosas demasiado lejos, porque todo lo que necesitamos está en nosotros, está con nosotro.s

Los tiempos más difíciles nos traen una gran enseñanza: necesitamos bastante poco para vivir. La felicidad está en cada uno de nosotros. No es necesario tener una gran casa, ni grandes propiedades para estar bien. Únicamente, necesitamos tener cierta salud y las necesidades básicas cubiertas: tales como alimento y alojamiento. Lo demás, el resto… es superfluo.
Algunos buscan la felicidad y el bienestar en tratamientos externos. Así, hay quien se siente muy bien cuando se hace un tratamiento de belleza, cuando hace compras o cuando toma pastillas que te dan más fuerza y vitalidad. Sin duda, hay tratamientos necesarios e importantes para nuestra salud y no cabe ninguna duda de la necesidad e importancia de los mismos. Sin embargo, en otras ocasiones, depositamos nuestra felicidad en esa pastilla que tomamos y que nos da la felicidad, cuando la felicidad está en cada uno de nosotros/as.
Reconocer que somos capaces de guiar nuestro destino, que no estamos en manos de tratamientos ni de nuestro aspecto físico, nos produce más bienestar que tomar algún tratamiento que no necesitamos. Insisto, una vez más que no se trata de tratamientos médicos prescritos por facultativos, sino de determinados productos a los que nos podemos “enganchar” con la falsa creencia que nos produce bienestar.
La propuesta sería que, antes de buscar recursos en el exterior, tratásemos de indagar en nuestro interior, en nuestro yo. Puede ser que en ese diálogo interno, que es absolutamente maravilloso, encontremos el origen de nuestros problemas y, de este modo, ser capaces de buscar también alguna solución. Preguntarnos frecuentemente ¿Cómo estamos? Y tanto, si estamos bien como si estamos mal, dialogar con esa situación, es una buena herramienta para procurar alguna solución. Analizando la raíz de nuestros posibles problemas podemos buscar también una solución. Si hay algo molesto, que nos causa daño, podemos evitarlo; si reconozco algo que me produce felicidad y alegría, podemos repetirlo. Con ese diálogo, con esa búsqueda interior, podemos hallar también esa felicidad y bienestar que está en cada uno/a de nosotros/as.