La sociedad de consumo nos ha enseñado, probablemente, que podemos tener todo aquello que deseamos. Las entidades de crédito, nos dan todo lo necesario para que nuestros sueños se hagan realidad ¿pero debemos tenerlo todo? Algunos se quejan de la irresponsabilidad de algunos que no respetan las normas sanitarias y, de ahí, que nuevamente se compliquen las cosas. Pero es que yo quiero ir a la playa, quiero ir a la fiesta, quiero llevar la vida que tenía antes. ¿Por qué no lo puedo tener?

Seguramente, cuando nos han enseñado desde todos los frentes que podemos tener cuanto queramos, todo es posible y así lo interiorizamos, se opone a una situación de responsabilidad como se nos pide ahora. Porque, ¿para qué voy a usar mascarilla si yo quiero ser libre? ¿Por qué me voy a quedar sin ir a la playa aunque esté llena? ¿Por qué voy a respetar las normas de seguridad si eso limita mi libertad?
Quizá se nos debería a educar y enseñar en la responsabilidad, en el ascetismo, en la capacidad de renunciar cuando sea necesario. Saber renunciar en determinados momentos, posibilita que en situaciones adversas podamos adaptarnos y ser más felices. Si estamos acostumbrados a tener abundancia y, por cualquier situación lo perdemos todo, nos será muy difícil seguir adelante. Sin embargo, si no lo tenemos todo, si tenemos capacidad de renuncia, nos será más fácil la vida y, seguramente seremos más felices.
A veces, por desgracia, ese deseo de “lo quiero y lo tengo” se materializa en actos insolidarios de quienes no son capaces de contener ese deseo de querer hacer aquello que no es debido. Durante el confinamiento se pusieron algunas sanciones a quienes no respetaban esa norma. Se tuvo que legislar para que la mayoría permanecieran en casa. Ahora, no hay una norma tajante, que limite la libertad y por tanto, ya puedo hacer todo lo que deseo.
Sería bueno aprender a hacer lo debido. Hace unos instantes veía un video de un conductor que fue sancionado porque en las retenciones de tráfico iba adelantando por el arcén. Probablemente es un reflejo de lo que quería compartir. Nos hemos acostumbrado a que está bien hacer lo que quiero, saltarme una norma, con tal llegar antes o conseguir lo que me propongo. Cruzar los límites, superar las normas, parece ser la ley para algunos/as. Seguramente, porque hemos aprendido a tenerlo todo, a comprar todo lo que de pequeños no tuvimos, a compensar con objetos materiales el afecto, el cariño y la relación personal ¿Debemos tenerlo todo?