¿Qué pasó con ellos? Si, ¿Qué pasó con los ganadores de Got Talent, de la Voz, de Operación Triunfo, de tu si que vales? No me refiero a los de la última edición, sino a los de hace varios concursos, ¿Qué fue de ellos? La felicidad de unos, la tristeza de otros, los minutos de gloria junto a personas de la farándula, estar en lo alto de la cima, para luego pasar al más absoluto olvido. Muy pocos, excepto los protagonistas y algunos allegados se acuerdan años después de su experiencia en un concurso televisivo, de ser importante, de la fama y todo lo demás. Es por eso, que hoy quería reflexionar sobre la importancia de ser famoso. Especialmente para uno mismo/a, y no para los demás.

No hablemos de ser importante a nivel nacional o mundial porque ese papel está reservado a unos pocos. Pensemos en algo más cotidiano. Seguro que todos/as hemos tenido nuestro momento de gloria. Fuimos protagonistas en una celebración, tuvimos que hacer una presentación y nos valoraron por ello, nuestra boda, fiesta en la que fuimos el centro de atención. Pero luego, todo eso pasó automáticamente. A las semanas esa relevancia dio paso a la normalidad.
Algunos admiran a los «famosos». Quieren sacarse una foto junto a un protagonista de una película, serie, cantante o deportista. Incluso esa fama pasa. Cuando sus éxitos ya no son admirados, cuando la edad les condena a dejar paso a otros talentos más jóvenes, todo termina para ellos. Por eso, la mejor fama es la interior, la que cada cual cosecha en su corazón. No vivir hacia los demás, sino reservar un espacio para la vida de cada cual.
Vivir para los demás, tanto porque somos conocidos, populares o importantes, como si no es así, es un arma traicionera. Nos traiciona porque nos convierte en alguien que los demás esperan y no en quien realmente somos de verdad. Incluso las personas «famosas», a los que todos admiran, más tarde o temprano pasarán al olvido. Por eso me pregunto ¿Qué será de esas personas que un día fueron el centro de atención, los/as más importantes y que ahora nadie sabe de ellos/as?
Estoy convencido que la popularidad no es una cuestión externa, sino interna. Es decir, quien vive hacia afuera, por aparentar, por los demás, encontrará fragmentos de felicidad, momentos dulces, pero también otros muchos amargos. Sin embargo, cuando se está bien internamente, no necesita nada más. Puede ser admirado/a o no. Podrá ser famoso/a o no, pero gozando de ese equilibrio interior, de esa paz duradera, todo lo demás no tiene demasiada importancia.
¿Qué fue de los Got Talent? Aquellos que viven hacia las apariencias, hacia lo exterior, seguramente lo estarán pasando mal, porque ya se han olvidado de su existencia. Rememorarán continuamente ese momento vivido, como el mejor y casi el único que han vivido en sus vidas, contando siempre esa batalla, viviendo únicamente de ese recuerdo y todo lo demás carece de importancia. Pero aquellos que viven hacia su interior, habrá sido un momento importante en su vida, pero no el único ni el mejor, sino el que tocó vivir en ese momento. Ahora siguen trabajando para lograr nuevas metas y objetivos, sin quedarse anclados en aquel instante.
No seamos un Got Talent de los que esperamos únicamente ese momento de gloria. Vivamos para sentir una felicidad interior. No estemos pendientes de lo que opinan los demás, sino para sentirnos bien y felices con cada instante de nuestra vida. Unos serán más importantes, otros menos, pero sin duda, lo realmente valioso es nuestra interioridad y felicidad.