¿Quien no ha sufrido?

A veces nos empeñamos en justificar nuestra forma de ser por lo que nos ha pasado. No digo que nuestra trayectoria vital no sea importante para configurar la persona que somos hoy. Más bien invito a liberarnos del lastre de pasado, para ser mejores en el presente. Propongo mirarnos en el espejo actual con postivismo y alegría, para romper las cadenas que nos atan a una triste existencia basada en lo que nos sucedió hace años, en la infancia o cualquier momento pasado. 

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En estos días he recordado algunas cosas de mi infancia. Las recuerdo con alegría. Pero también hubo momentos tristes, fatales. Sin embargo, no les concedo tanta importancia. Es, como la ropa de invierno que ahora, en verano, se acumula al final del armario. Las chaquetas y abrigos están ahí, guardadas, pero no las uso. Ahora mismo miro más la ropa fresca de verano. Esta idea nos sirve para seguir abundando en la mala costumbre de empeñarnos en seguir recordando cosas negativas que nos han sucedido en el pasado. ¿Quién no ha sufrido?

¿Te pondrías en verano una ropa abrigada? Seguramente no, te daría calor y querrías liberarte de ella enseguida. Lo mismo pasa con lo negativo. No tiene sentido llevar en nuestra mochila personal una carga pesada de los recuerdos negativos.  ¡Es mejor liberarse de ellos! Y la mejor manera de hacerlo es colocarlos en el fondo del armario, en un lugar en el que no lo usemos frecuentemente. Sólo si fuera necesario en algún momento. Como por ejemplo por protección, si tuvimos un accidente por ir demasiado rápido, por arriesgar demasiado, a lo mejor, ese recuerdo viene bien para que seamos algo más precavidos/as. Nada más. 

Todos hemos sufrido. Sin embargo, hay personas que parecen que su vida es un auténtico tormento ¿Realmente será así? ¿No hay nada agradable ni divertido en su existencia?  Seguramente sí. Seguramente hay cosas buenas y agradables, lo que sucede es que optan por seguir llevando la carga del pesado abrigo de invierno durante el verano. No se liberan de aquello que ocurrió. No pasan página, como se dice popularmente. Apenas entablan conversación, cuentan alguna desgracia, alguna vivencia mala que les ha sucedido que recuerdan una y otra vez. Además, la tendencia de quien nos escucha es  consolarnos cuando sufrimos, lo cual refuerza la falsa idea que somos más atendidos y escuchados cuando algo malo nos sucede o nos ha ocurrido. 

¿Quién no tiene vivencias negativas? ¿A quién no le pasan cosas malas? ¿Quién no ha sufrido? Todos/as. Sin embargo, la clave está en la importancia que le concedemos a esas cosas que nos suceden. Seguramente, cuando he sufrido un accidente de tráfico, durante unos días he estado conmocionado. He contando aquel acontecimiento a mis amigos y familiares con todo detalle. Pero no tiene sentido que diez años después siga hablando de aquel incidente como si acabara de ocurrir. ¿Quién no ha sufrido? Nadie. Ahora bien ¿En que lugar vas a guardar ese sufrimiento? ¿Con la ropa que usas todos los días o en el fondo del armario? Eso depende de ti. 

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