Dos personas mayores hablaban mientras me esperaban. Hacía tiempo que no se veían y, lógicamente se preguntaban por la familia, la salud y todas esas cosas de las que hablan los octogenarios. Al despedirse entre ellos, uno le dice al otro: No te dejes morir, no te dejes morir. Nos fuimos, hablamos de nuestras cosas y, cuando ya nos despedimos empecé a darle vueltas a aquella frase que se me queda grabada: ¿No te dejes morir?

A veces nos dejamos morir. Suele ocurrir más frecuentemente en personas mayores, cuando ya sienten que su vida está llegando a su término. Cuando la sociedad y el trabajo les desahucia, les dice que apenas valen para nada: ellos se dejan morir. Hace años, debe estar publicada en el blog, una entrada que hacía referencia a otra frase de los mayores que escuché con tristeza. Una persona al preguntarle que cómo se encontraba, me respondía: “Aquí estamos gastando los días”, o sea, “dejándose morir”.
Dejarse morir es una actitud, una forma de ir por la vida. Les pongo un ejemplo: Por razones de confinamiento he tenido que asistir a muchas reuniones on line. Sin duda, para mi la más sorprendente, ha sido las que he mantenido con don Julio, una persona de 92 años que participa activamente en esas videoconferencias con su móvil. No oye bien y eso le dificultaba mucho seguir bien lo que decíamos, pero sí estoy seguro de que don Julio, no se deja morir. Se mantiene activo, sigue teniendo mucho que hacer y decir, su edad no es impedimento para seguir teniendo muchos motivos para vivir.
Seguramente conocemos también el caso de personas que al conocer que tienen una enfermedad, se deterioran rápidamente: se dejan morir. También el caso de algunos matrimonios que, cuando uno de los dos fallece, el otro languidece hasta morir al poco tiempo: se dejan morir. Pero dejarse morir creo que no sólo es algo particular de las personas mayores, sino que hay algunas personas de mediana edad que se dejan morir un poco cada día. Vivir o morir depende más de nuestra actitud que de nuestra edad. Depende de cómo afrontemos las situaciones que se nos presentan cada día. Es cierto que, con la jubilación, nuestra vida se detiene. Aquello que ocupaba gran parte de nuestro tiempo desparece y se abre una tremenda ventana de tiempo libre. La cuestión es ¿Cómo ocuparlo? Viene a ser lo mismo que en las vacaciones. Ahora que algunos/as están de vacaciones pueden pasarlas muriendo o viviendo intensamente.
No te dejes morir, que nuestra actitud sea siempre de estar vivos, presentes y agradecidos/as por todo lo que tenemos en la vida. Por disfrutar cada día de la luz que nos alumbra cada mañana de la brisa que nos da en la cara, del olor del mar o del monte, del aroma del café mañanero, de la compañía de nuestros seres queridos, de la lectura y de aprender algo nuevo. Hay mucho que celebrar cada día. No te dejes morir.