Es una cuestión que me siempre me ha dado vueltas en la cabeza, especialmente cuando quieres cultivar la humildad y la sencillez. Porque si tienes metas y expectativas en la vida, tienes que trabajar y ser experto en aquello que te gusta. Por eso, cuando sabes mucho de una materia ¿qué haces, vas de chulo o te callas humildemente? Me parece muy difícil tener una conclusión clara en este sentido. Porque además, parece contradictorio: defender tu idea, tu proyecto o tu trabajo con humildad.
Seguramente conocemos o hemos visto a personas de éxito. Algunas de ellas no son ejemplo de humildad, sino que a veces parece que el éxito lleva consigo la prepotencia. Parecen saberlo todo, mirar por encima del hombro, creerse superiores. Pero en cierto modo lo son, pues dominan una materia o especialidad. ¿Cómo combinar sabiduría y humildad? Creo que hay ciertas pautas que nos pueden ayudar. Al menos así lo entiendo, personalmente:
1 Escucha. Siempre podemos aprender de otras personas. Alguien sencillo, un niño una persona mayor, nos pueden enseñar mucho. La escucha activa no es hoy una práctica habitual. Tenemos muchísimas distracciones habitualmente. Por tanto escuchemos y oigamos a todos/as dispuestos a aprender. Todo el mundo tiene mucho que enseñarnos. Generalmente no sabemos escuchar. Si alguien nos cuenta que les duele algo, nosotros, tenemos un dolor igual, peor, o hemos pasado por un proceso igual. Si nos habla de algo que han descubierto, nosotros ya lo sabíamos, para no quedarnos atrás. Por tanto, escuchemos de verdad. Sin hablar, con humildad.
2 El éxito llega. Hay personas que consiguen cosas a base de tener amigos, insistir, incluso, de perder su dignidad. Lógicamente, esa no es una buena forma de lograr las metas. Quien hace así las cosas seguramente será soberbia, porque considera que todo lo puede lograr. Trabaja en tu proyecto, se el/la mejor en tu actividad, pero que te conozcan por el trabajo no porque has conseguido las cosas a base de insistir o pedir favores. Que el éxito llegue por tu trabajo.
3 Cree en ti. Hay quien trabaja y desarrolla su proyecto por las apariencias. Tratan de agradar a los demás, actúan según la conveniencia. Obviamente, no tiene ningún sentido ese modo de actuar. Lo mejor es creer en ti, en lo que haces y quien eres. El resto viene solo. Si actúas de distintas formas, si no tienes personalidad, tampoco llegarás muy lejos. Hay que creer en uno/a mismo/a. Mostrar quien eres.
Podríamos seguir añadiendo características de la humildad y de ser grande e importante, seguramente con estas tres cuestiones básicas es suficiente. Creer en lo que hacemos nos puede hacer grandes, siempre que trabajemos, creamos en nosotros/as y escuchemos a los demás sin prepotencia. ¿Se te ocurren algunas otras características?