Diría que somos expertos en deseos. Estamos esperando poder ir las playas, acudir nuevamente a los centros comerciales, volver a tener una vida normal. Casi siempre, deseamos aquello que no tenemos. Hay quien dice que no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Pero me gusta más pensar que lo ideal es disfrutar de lo que tenemos, cuando lo tenemos. ¿Qué sentido tiene añorar lo perdido?
Cuando todo vuelva a ser normal, cuando pueda ir a comprar, cuando pueda tomarme un café en el bar, cuando… y así, podríamos hace una lista interminable de deseos. ¿Pero en realidad es necesario todo eso? Seguramente llevamos unas semanas viviendo con poco, con lo indispensable. Y no ha pasado nada. Seguimos bien. Seguimos vivos/as. Lo más importante es lo que somos y no lo que tenemos. ¿Cuándo volverá a ser como antes, si antes es pasado?
Las tradiciones orientales hablan mucho del desapego. Dejar de desear, eliminar el deseo. El deseo aseguran, es fuente de dolor. Y, en cierto modo, tiene razón, casi siempre añoramos aquello que no tenemos, cosa que a veces nos hace bastante daño cuando pensamos que “cuando tenga aquel coche ser feliz, cuando pueda comprarme el aire acondicionado estaré mejor, cuando pueda permitirme las vacaciones, seré muy feliz, cuando consiga la casa de mis sueños…” ¿pero qué pasa si esos deseos nunca llegan? ¿Nuestra vida es una calamidad? Por eso se nos propone eliminar el deseo. Sin embargo, el deseo que habría que eliminar es aquel que nos impide ser felices. ¿Tiene sentido lamentarnos porque este verano no podremos viajar? ¿A qué me conduce castigarme porque durante semanas no he podido ir a mi restaurante favorito? Obviamente no conduce a nada, simplemente al sufrimiento.
Disfrutemos por tanto de lo que tenemos, dejemos de desear aquello que nos falta, porque no tiene ningún sentido. Nos roba la felicidad y el bienestar pensar que estaré mejor cuando…, porque no es así. Comprender que nuestro mejor momento es ahora y aquí, con todo lo que tenemos y, aunque nos falten muchas cosas que tienen otros. Si tenemos un buen móvil, un buen coche, demos gracias por ello, Pero si nuestro coche nos lleva y si tenemos un dispositivo que nos permite hacer llamadas y comunicarnos, también hemos de estar agradecidos. Esperar que la facilidad llegue cuando tengamos… es caminar hacia la infelicidad y negatividad. Pero, sobre todo, es cuestión de elección ¿Eliges ser feliz con lo que tienes o deseas otras cosas?