Esperamos que las cosas sucedan. Tentamos a la suerte, esperamos que nos caiga encima una sobredosis de felicidad y alegría. Rezamos, nos encomendamos a…, echamos cartas, pero ¿realmente esperas que todo suceda por arte de magia? La magia necesita de un mago. Por lo tanto, si queremos conseguir algo, tendremos que poner algo de nuestra parte y no esperar a que todo ocurra “por puro arte de magia”
Hace mucho tiempo aprendí algo muy interesante: la diferencia entre éxito y suerte. El monitor del curso nos explicó que nunca deseaba suerte a los demás. Esta palabra la había sustituido por éxito. Si alguien se va a presentar a un examen o prueba importante, les anima diciendo: mucho éxito. Aquella idea me gustó y la hice mía. Aunque algunas veces sigo diciendo o deseando “suerte” aunque en mi interior pienso “que tengas éxito”. La diferencia entre una cosa y otra es que la suerte es aleatoria. Te puede tocar o no, puedes tener suerte o no. Sin embargo, el éxito viene precedido del trabajo y el esfuerzo. El éxito en la vida no se consigue por suerte, sino porque se ha trabajado y porque nos hemos esforzado mucho para conseguirlo.
Cuando alguien se presenta a un examen y le deseamos suerte, estamos pensando en algo aleatorio. Puede tener suerte o no. Puede que le toque las preguntas que espera o no, puede ser fácil o no. Sin embargo, quién tiene éxito en la prueba es quien se ha preparado concienzudamente para sacarla adelante. El éxito no aparece por arte de magia, hay que trabajarlo y buscarlo con tesón, pasión y esfuerzo.
La magia no aparece en las relaciones de pronto. Si queremos establecer una relación de amistad, de trabajo, sentimental o de cualquier otro tipo con alguien, no podemos esperar que algo suceda, sino que tenemos que poner algo de nuestra parte. Hemos de trabajar y luchar por aquello que queremos.
Lo mismo sucede en el trabajo, si queremos llegar lejos en nuestra profesión, hemos de poner pasión tiempo y energía. Nadie va a regalarnos nada por arte de magia. No es un golpe de suerte el que hace que tengamos algo mejor, sino el fruto del esfuerzo que se ve compensando por alguna situación. Es verdad que hay personas que saben aprovechar sus oportunidades de negocio o para presentar un producto en el momento adecuado. Puede que algunos llamen a esa situación “suerte”; sin embargo, para llegar a ese momento, tuvieron que pasar muchas otras cosas con anterioridad para llegar al éxito. No por arte de magia.
Un deportista, por ejemplo, pese a la buena vida que nos quieren vender como alguien que tuvo suerte de estar en un equipo y que un ojeador lo vio y lo fichó o seleccionó, detrás de ese momento, hay cientos de horas de entrenamiento, de trabajo para llegar hasta ese lugar. No se es bueno en algo “por arte de magia”, sino que es fruto del trabajo día. Ahora nos toca plantearnos, ¿vas a tentar la suerte o a trabajar tu éxito?