Algunos buscan la felicidad en momentos, situaciones, viajes, experiencias que, sin duda, son lugares donde podemos encontrar momentos agradables y felices. Sin embargo, esos espacios, son sólo momentos efímeros de felicidad, luego aparece la rutina, el tedio, el aburrimiento, la vida normal. Comprometerse con una causa justa, nos hace sentir vivos y felices y nos deja una felicidad duradera en el tiempo, siempre que ese compromiso también se prolongue y resulte agradable. No me cabe ninguna duda que el Compromiso y la solidaridad  genera felicidad y nos hace más dichosos. 

Lo contrario, no comprometerse, nos hace infelices ¿por qué? Básicamente porque seremos como espectadores de la vida. Es como si nada nos afecta, como si todo fuera igual. Sería como si nuestra existencia fuera a través de una pantalla de televisión, como una película que nos puede gustar más o menos, pero simplemente somos espectadores. No podemos influir en el desarrollo de la película porque la vemos desde el exterior. Por tanto, deberíamos ver la vida desde dentro, desde el compromiso personal.

El compromiso supone, por ejemplo, reconocer que hay un problema medioambiental y por ello actuamos de modo que reciclamos, no tiramos basura en la calle e incluso, un compromiso mayor nos lleva incluso a recoger productos contaminantes como el plástico en una playa a la que acudimos. No comprometerse, ser espectadores, supondría pasar de largo y no hacer nada y, no sólo no recoger nada, sino incluso, dejar nuestra basura en la playa. 

Comprometerse con la vida, supone no pasar de largo cuando alguien nos pide ayuda, cuando alguien mayor quiere cruzar la calle, cuando alguien nos pregunta por una dirección, cuando nos dan los buenos días. Comprometerse es vivir una vida plena y consciente, siendo capaces incluso de colaborar de manera activa para que cualquier situación de nuestro entorno mejore. Porque, ¿De qué nos sirve maldecir a quien no recicla si nosotros tampoco lo hacemos? ¿Por qué criticamos que no haya aparcamiento en las ciudades si nosotros para ir a comprar el pan usamos el coche? 

Comprometerse nos hace más felices, porque nos hace vivir de una manera más consciente y coherente con lo que decimos y hacemos. No tiene ningún sentido criticar alguna situación que no nos gusta y no hacer nada para solucionarlo. Si hay un problema en tu entorno en tu barrio, ¿Por qué no tratas de arreglarlo al menos denunciando esa situación en la autoridad competente? Hace años, dicen la gente eran muy felices, pero también estaban muy comprometidos con los demás. Si un vecino necesitaba ayuda en su huerta, otros le ayudaban.  Si se necesitaba pavimentar una calle, entre un grupo de afectados lo hacían. Si había que organizar una fiesta, entre todos se unían para esa causa. Existían asociaciones vecinales en casi todos los barrios. Sin embargo, es un modelo que no interesa a quienes tienen el poder en la sociedad. Prefieren personas que se acomoden en sus casas individuales, en su pantalla, sin decir ni molestar demasiado. ¿Te atreves a comprometerte?