¿Hay que saber perder?

Muchos dirán que sí, pero con resignación o con la boca chica. Perder parece ser una palabra que no está escrito en el diccionario personal. Hemos de ser ganadores siempre. la sociedad nos educa para eso: hemos de ser los primeros, hemos de lograr un ascenso, hemos de conseguir ser «los mejores», incluso, pisando o aplastando a los que tenemos a nuestros alrededor. No estamos entrenados para perder. No nos educan ni educamos para solventar adversidades.

ser positivo sabemos perder

Muchas veces, observo con incredulidad alguna final de competición deportiva, cuando el equipo «perdedor» recibe su premio de finalista, suben al podio con malas caras y, cuando se les entrega la medalla, se la quitan inmediatamente, casi rechazándola, como si fuera un símbolo de un fracaso. Seguramente, no saben perder. Precisamente, de la galardonada película «Campeones», una de las escenas que más me gusta es la final, cuando disputan el último partido y, pese a toda la intriga del último tiro a canasta, en la que se espera que encesten y ganen, no ocurre así. No obstante, el equipo lo celebra  igualmente: ¡hemos quedado segundos!, Tremenda lección. Muchos de nosotros quedaríamos decepcionados ante esa situación y lo afrontaríamos con rabia y dolor  por eso mi pregunta ¿realmente sabemos perder?

Para afrontar el fracaso Lo primero que hemos de saber es que no siempre se gana. No siempre sale todo tal como nosotros queremos. Sin embargo, esto es algo en lo que no estamos educando. Algunos de nuestros jóvenes y los no tan jóvenes, ante un fracaso, se hunden, abandonan y deciden no seguirlo intentando. Curiosamente, para mí el fracaso me estimula para seguir aprendiendo, quizá es algo que aprendí de forma innata con una grave enfermedad infantil. Por tanto, hemos de saber encajar el fracaso y ser capaces de superarlo. ¿Cómo?

Centrándonos en el siguiente reto o en mejorar aquello que no hacemos bien. La pregunta obligada es ¿por qué perdiste? Puede ser porque no aciertas, porque hay un disparo que no sale bien, porque no has entrenado lo suficiente, por falta de entrenamiento, de concentración, por la razón que sea… Bien, entonces es tiempo de ensayar y trabajar más para que salga bien. No sabemos perder porque nos centramos únicamente en el fracaso, en lo que hemos perdido y no vemos que seguramente más adelante tenemos una nueva oportunidad.

Imagina un equipo deportivo o un atleta, si cada vez que pierde, centra toda su energía en ese momento.  Seguramente nunca más volverá a ganar una competición. Por tanto, perder debe servir como aprendizaje para nuevas metas y para reconocer lo que no nos sale bien para mejorarlo. Pero nunca, nunca, nunca, fustigarnos ni machacarnos por algo que salió mal, sino centrarnos en el siguiente objetivo.

El principal enemigo:  el «no puedo» y «Yo soy así» Son frases que debiéramos eliminar de nuestro vocabulario. NO SOMOS ASÍ. Podemos cambiar cualquier aspecto de nuestra vida. No somos árboles, no somos plantas, podemos cambiar, podemos mejorar o empeorar cualquier aspecto de nuestra vida que deseemos. Los «no puedo» otra grave enfermedad de nuestro diccionario. No podrás ahora, pero si trabajas y lo intentas, repetidas veces lo conseguirás. Lo que quieras, siempre que esté dentro de tu alcance, claro. Cualquier meta real que te propongas, con el entrenamiento adecuado, será tuya.

Hay una frase que escuché hace mucho en un concurso de televisión, que me encantó y adopté es: «unas veces se gana y otras se aprende» maravillosa. Pues pongamos en práctica el aprendizaje positivo, sin quedarnos agobiados por el fracaso y aprendiendo a seguir adelante.

Anuncio publicitario