Seguramente estaremos de acuerdo en que para algunos la felicidad tiene una serie de componente imprescindibles: Dinero, éxito y fama, buena vida y, también una buena vida sexual. Es probable que pensemos, o al menos, así se nos ha vendido, que una vida alegre en lo referido a la actividad emocional y sexual nos proporciona mayor felicidad. Dicho de otro modo, quienes engañan a sus parejas y tienen otras aventuras son más felices.
Leía esta semana un estudio que decía más bien lo contrario. Bajo el título de Sex360 analizó la felicidad en parejas fieles y promiscuas, concluyendo en que los más infieles no son más felices ni satisfechos. ¿Entonces, por qué nos venden lo contrario? Seguramente siguen un modelo consumista de la sociedad líquida en el que impera la moda de los pañuelos de usar y tirar. Es decir, cuando ya me canso de este juguete busco otro que me creo me dará más felicidad. Sin embargo, la realidad no es así.
Una vida pensada en una carrera alocada hacia la felicidad no hace más que desquiciarnos. No soy feliz con mi pareja, pues la dejo y busco otra. Si esa otra tampoco me complace o me aburre en un determinado tiempo, pues sigo buscando y, al final, resulta que no encuentro a nadie. La felicidad que nos venden en una felicidad consumista de tener y tener que apenas profundiza en lo importante para la persona: ser alguien feliz de verdad, desde el interior.
Sabemos que para ser feliz se necesita poco o nada: apenas tener garantizados unos recursos básicos como alimentación, lugar donde vivir, poder optar a algunos recursos sociales básicos como salud, deporte, etc. El resto, son simples adornos. Algunos se pasan buscando la felicidad en un lugar inexistente, en coleccionar parejas, en coleccionar momentos espectaculares, tener artículos de ensueño, sin darse cuenta que todo es superfluo, que la llave de la felicidad, como dice aquel viejo cuento, está en tu corazón, no en otras personas, lugares ni espacios. Aprendamos a buscar la felicidad y el bienestar en nosotros mismos y no confiar de ese modelo de felicidad que nos venden con muchas citas, parejas y cosas, que únicamente nos vacían por dentro.