Espacios de paz

La Semana Santa me parece un espacio privilegiado para desconectar, para detenernos, mirar con otra perspectiva todo aquello que nos rodea. Tanto si somos religiosos como si no, hay que aprovechar los espacios libres para poner el freno, parar, reflexionar y dedicarnos algo de tiempo. Todos necesitamos tener espacios de paz y tranquilidad durante unos días al año. 

espacios de paz jesus marrero

Las vacaciones de verano, navidad, carnaval, puentes o Semana Santa, deberíamos dedicarnos algo de tiempo, buscar espacios de paz. Andamos, generalmente ajetreados en casa, en el trabajo con miles de ocupaciones y preocupaciones, por eso se hace necesario esos momentos de ruptura y reflexión a los que denomino espacios de paz, para recargar las baterías y seguir afrontando nuestra vida con optimismo, energía y alegría. 

He practicado durante esta semana, especialmente en estos últimos días esto que he denominado espacios de paz. Deben ser momentos de cambio, en los que rompamos con lo habitual; de forma que si habitualmente vamos al monte, durante estos días, vayamos a la playa. Si todos los años en estas vacaciones vamos a un lugar, pues lo ideal es que vayamos a otros o que cambiemos, siempre buscando la tranquilidad y espacios de paz. 

Este espacio de paz supone de algún modo ser “algo egoísta”, dedicándonos tiempo a nosotros, a nuestra interioridad, algo que, generalmente descuidamos. Nos afanamos mucho en hacer cosas, en tener los días ocupados, en hacer mucho, tanto en casa, como en el trabajo y también en los días libres, donde nos planteamos hacer, hacer y hacer… tantas cosas, todas ellas muy importantes. Puede que hayamos realizado alguna chapuza en casa, que hayamos salido mucho, tengamos ya el primer moreno del año, pero en realidad no nos estamos dedicado a lo más importante para nosotros: uno mismo, nuestra interioridad. Por tanto, es muy bueno desconectar, buscar ese espacio de paz y trabajarnos un poco por dentro. Conectar con nuestro interior nos da La Paz interior y, por tanto la felicidad.   

Busquemos, por tanto, durante las vacaciones, durante el fin de semana, durante la vida diaria, un espacio de paz. Un tiempo en el que nos dediquemos tiempo a preguntarnos como nos sentimos, por qué estamos como estamos, a qué se deben esas sensaciones internas, dialogando con nosotros/as mismo/as como fuente de conocimiento interior y felicidad. 

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