Por culpa de…

Hace unos días quedé atónito ante el enfado de una persona. Contrariada por llegar tarde, lanzaba todo tipo de improperios ¡Cuando llegue a casa se va a enterar!, ¡Por su culpa llego tarde!, ¡Ayer me fastidió el día y por eso llego tarde hoy! y otras lindezas que me dejaban sin palabras. Simplemente asentía toda aquellas culpabilidades en silencio sin saber qué decir. En esas ocasiones, ante el enfado de una persona, considero que lo mejor es escuchar y  guardar silencio.

ser positivo por culpa de

Cuando ya aquel vendaval pasó, me quedé pensando: a veces nos resulta muy fácil culpabilizar a los demás. Puede que, incluso sea lo más cómodo para justificarnos. Sin embargo, no es lo más conveniente, porque no sirve de nada. Culpabilizar a otros por llegar tarde, por no hacer lo debido, por no cumplir con nuestra obligación, es una defensa fácil pero poco productiva, porque únicamente busca un culpable y no una solución. 

En lugar de culpabilizar a otros cuando cometemos un error, lo ideal sería reconocer cuál ha sido el fallo, para tratar de enmendarlo. No olvidaré nunca la primera vez que puse en práctica este aprendizaje:

Hace ya algún tiempo me llamó mi superior porque había cometido un error bastante grave. Entré en su despacho, me pide que tome asiento y lanza la bronca del siglo por aquel fallo. Cuando terminó su intervención, simplemente dije: Lo siento, me equivoqué, intentaré que no vuelva a suceder. ¡La cara de aquel hombre era un poema!. Se quedó absolutamente descolocado. No se esperaba que le dijera eso, sino lo que todos suelen hacer: inventar excusas, culpabilizar a otros. Así que su discurso cambió inmediatamente. Su rostro se suavizó, sus palabras bajaron de tono. Fue una experiencia increíble. Nos quedamos un buen rato más hablando en el despacho, empezó entonces a preguntar cómo había sucedido, los pormenores de ese fallo y cómo subsanarlo para que no volviera ocurrir. Únicamente nos faltó ir a tomar una cerveza juntos. Simplemente por asumir la responsabilidad y reconocer que somos humanos y nos equivocamos. 

Culpabilizar no funciona y no sirve para nada. El aprendizaje empieza cuando soy capaz de admitir que ha habido un error y analizo la situación para ver de qué manera puedo hacer que no vuelva a suceder. Mientras siga culpando a otros, no aprenderé nada, no creceré nada. Cuando admita que me equivoco, estoy en disposición de aprender y de mejorar. Culpar no sirve de nada. 

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