Felicidad o placer

Algo se ha hablado esta semana de la felicidad y del placer. Algún estudio ha tratado de analizar la las diferencias que existen entre estas sensaciones y de la tendencia a confundir una cosa con otra. Obviamente, no tienen casi nada en común y, sin embargo, las confundimos. Especialmente, desde el punto de vista comercial se tiende a hacernos creer que la felicidad está en el placer. De esa manera, algunas personas se pasan la vida buscando placer como sinónimo de felicidad, algo que conduce a una callejón sin salida.

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Placer y Felicidad son tan distintos que el propio diccionario establece claras diferencias. Dice del placer «Goce o disfrute físico o espiritual producido por la realización o la percepción de algo que gusta o se considera bueno. Diversión, entretenimiento» De la felicidad que es «Estado de grata satisfacción espiritual y física» Por tanto, la diferencia es obvia. El placer es el disfrute, diversión momentáneo, mientras que la felicidad nos aporta una satisfacción general más duradera. Es una forma de estar, un Estado.  Ahora, la pregunta es obvia ¿por qué se confunde una cosa y otra?

Es probable que todos conozcamos el placer como disfrute temporal y momentáneo por una determinada alegría. El placer es un momento de euforia por haber conseguido un propósito, porque nuestro equipo ganó, por lograr una meta que buscábamos… pero tiene un aspecto que lo limita: siempre es temporal. Tiene una duración en el tiempo. Por ejemplo: en la noche del sábado salí y lo pasé muy bien con mis amigos: bailamos, bebimos, reímos, disfrutamos… fue una sensación placentera. Sin embargo, hoy no estoy demasiado bien porque tengo resaca y mañana es lunes, con vuelta a la rutina, incluida. Ese es un ejemplo claro de vida o sensación de placer.

Una vida de felicidad, en cambio, nos lleva a hacer las mismas cosas, a disfrutar de la salida del sábado igualmente, pero también va a disfrutar de la resaca y de volver mañana al trabajo. No hay nada malo en ello. Para la persona feliz no existen momentos buenos y malos. No vive de pequeñas situaciones de alegría. Sino que existe un equilibrio personal en el que sabe que las situaciones son de una forma determinada, pero soy yo el protagonista, el que decide cómo cada una de esas situaciones me afecta.

Una persona feliz, tiene el control sobre su vida. En cambio, quien desea el placer se deja arrastrar por pequeños momentos de goce personal. Desde muchos sectores se asocia el placer con la felicidad, porque el consumo está muy vinculado al placer. «Date un placer y compra…», «disfruta de… que ya irás pagando poco a poco…» y muchos eslóganes parecidos que confunden una cosa y otra. Pero no hay que dejarse engañar, busquemos la felicidad como una fuente continua de bienestar y no el placer efímero e inmediato.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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5 comentarios

  1. Interesante este artículo y aún más las definiciones, porque placer habla de goce físico o espiritual y felicidad como estado de bienestar espiritual y también físico… el detalle estar entonces en la fuente que nos produce una u otra.
    Entonces podríamos decir que la felicidad en sí misma trae placer, más no el placer, felicidad.
    Mucha tela para cortar en este sentido.
    Gracias por compartir y abrir la ventana de mis pensamientos.
    Abrazote

    • Gracias. Para mí la felicidad es mas duradera y larga en el tiempo, mientras que el placer es temporal, momentáneo…. y si que hay mucha tela que cortar. Esta semana he leído varios artículos en este sentido.
      Gracias. Un abrazo

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