Me acabo de encontrar con una frase interesante de Antón Chejov: «La felicidad no existe, lo único que existe es el deseo de ser feliz» Siempre me resulta curioso que el término felicidad sea motivo de tanta controversia. ¿Por qué no somos felices y punto? ¿Por que nos complicamos tanto la vida preguntándonos si existe o no, el modo de conseguir felicidad, lo que hacen las personas felices?

No estoy de acuerdo con que la felicidad no exista. Considero que la felicidad existe y se manifiesta de manera diferente en cada persona. Ese ha sido el grave problema que nos encontramos al acercarnos a la felicidad: Tratar de describir una única felicidad, proporcionando decálogos, fórmulas, métodos de alcanzar la felicidad. Seguramente visto así, Antón Chejov tiene razón, sólo existe un deseo, una búsqueda.

La felicidad existe y se manifiesta de múltiples formas. Probablemente tantas como personas existen en el mundo, porque lo que a mi me hace feliz, seguramente a otros no les interesa. Yo me siento feliz ahora por estar escribiendo, porque me gusta hacerlo. Sin embargo, preguntando a otra persona es probable que le parezca lo más aburrido del mundo.

Seguramente estaremos de acuerdo que hay actitudes que nos acercan a la felicidad: El modo de ver las cosas, como resolvemos nuestros conflictos, ser positivos o negativos en nuestro día a día. También creo, sobre la felicidad, tal como se ha transmitido por muchos medios: «La felicidad no es un punto de llegada, sino una forma de viajar».

Es un tremendo error esa felicidad de la que seguramente habla Chejov y es la que nos venden: un lugar donde hay que llegar, como si se tratase de un pueblo escondido en una montaña. La publicidad nos ha transmitido erróneamente y con finalidad consumista que: cuando tengamos determinados productos seremos felices, cuando hagamos el viaje de ensueño seremos felices, cuando salimos de fiesta tenemos que ser felices. Pero ¿que pasa cuando no me gusta tener cosas, ni viajar, ni salir de fiesta?

Muchos se pasan todo la vida buscando una felicidad que nunca llega. Y se quedan simplemente en el deseo de ser feliz. Porque la felicidad no es una meta. Es celebrar y disfrutar cada instante de nuestra vida. Las pequeñas cosas nos llenan de mucha felicidad. No busquemos la gran felicidad que no existe y disfrutemos de las pequeñitas felicidad que nos regala el día a día.