La frase que conocemos es muy distinta y nos quiere decir, justamente, lo contrario: los sufrimientos, o la procesión—que dice el refranero— va por dentro. Sin embargo, prefiero cambiarlo a positivo. Porque considero que el bienestar está dentro de nosotros y no en el exterior de un selfie sonriente. Hay quienes se empeñan en mostrar una imagen exterior felices, alegres, sonrientes, pero luego, en su interior la cosa es muy distinta.
Estar bien no es un estado externo. Más bien me parece que es lo contrario. Si estamos bien interiormente, somos capaces de trasmitir esa alegría, serenidad, felicidad y positividad al resto. Esta reflexión me surge a raíz de la lectura de un artículo en la que se cuenta que algunos cómicos no son felices, lo cual parece un contrasentido. Imaginamos al cómico contando chistes todo el día, que se levanta con una sonrisa, que no para de hacer reír a quienes le rodean. Sin embargo, no es así. Algunos pasan por procesos depresivos muy graves, lo cual no aceramos a comprender.
No confío demasiado en la felicidad exterior. No me convence la sonrisa fingida que cada vez nos resulta más fácil poner, acostumbrados a tanto selfie. Prefiero la serenidad interna. Me gusta la alegría de los niños que brotan desde su interior como un volcán en una enorme carcajada. Una felicidad, por cierto, que todos tenemos, pero que vamos ahogando con supuestos problemas al crecer. Me encanta la frase atribuida a George Bernard Shaw que dice:
«No dejamos de jugar porque envejecemos; envejecemos porque dejamos de jugar».
Con la alegría y felicidad de los niños sucede lo mismo. No somos infelices porque envejecemos, sino que envejecemos porque dejamos de ser felices.
La vida no es un agobio. Quizá esta frase merezca una reflexión más amplia. Pero dejamos la felicidad, cuando empezamos a agobiarnos por tantas cosas «IMPORTANTES» que ocupan nuestra vida, y con el tiempo vemos que la cosa no era tan grave. ¿Cuántas veces nos preocupa algo que, después de pasado no era para tanto? ¿Cuántas veces reprimimos nuestra alegría y felicidad por miedo a qué dirán los que nos rodean? Seguramente algunas. Pues por esos motivos vamos perdiendo la felicidad y la alegría. Dejamos de ser lo que nos pide nuestro corazón. Dejamos de vivir lo que se nos pide desde dentro para que brote la felicidad y la alegría.
Encantada con el post!
Muchas gracias.