Seguramente, si un dermatólogo lee el título, se enfadará conmigo. Pero no me refiero al protector solar, que sí es necesario. Lo que sucede es que estos días, viendo el uso del protector solar, he pensado que quizá nos protegemos demasiado. Puede que nos estemos protegiendo mucho de la vida. No nos dejamos tostar por los sentimientos, nos protegemos por si los miedos, por el qué dirán. Usamos demasiado protector.
A veces hay que improvisar, dejar que los planes no salgan como están previstos, buscar alternativas… como suele decirse mucho «salir de nuestra zona de confort», dejarnos tostar la piel por aquellas cosas que nos ocurren. Sin embargo, queremos tener todo controlado. Asegurada nuestra salud, la pensión, protegida nuestra casa, el coche, la tele por si se estropea. Nos protegemos demasiado.
Hay que dejarse tostar por todo aquello que vivimos, por los errores de los que aprendemos, por las dificultades que superamos, por las lagrimas que secamos. No puedes protegerte de todo en la vida, porque aunque tengas todo asegurado, siempre hay pequeños detalles que esa póliza no cubre y ahí es donde empieza la verdadera felicidad, en cómo afrontamos esos acontecimientos.
No uses protector y deja que la vida que tueste con las buenas cosas y con las malas. Una vida en exceso protegida no es vida. Un mundo donde todo está previsto y controlado es aburrido. Por eso no hagas hoy lo mismo que ayer. Canta, baila, aunque desafines y tus movimientos sean desordenados. Ríe. Ríete de todo y sobre de todo de ti, como dice un gran humorista, pero sin faltarte el respeto. Ríe también a la vida, a los malos humores, a las decepciones. Búrlate de las rutinas de las que tanto se habla este fin de semana, no te protejas, camina sin calzado en superficies suaves y otras ásperas de las que aprenderás infinitamente.
No uses protector deja que tu vida se tueste porque ahí es donde aprendes y vives realmente. Llévate el mejor bronceado que puedes tener este verano: vivir, sentir, reír, disfrutar, cosas que no conseguirás si no te arriesgas, si te proteges demasiado.