Una serie de catastróficas inseguridades

Una de las aficiones que me gusta practicar es la música. He aprendido algo de manera autodidacta y, como digo con frecuencia, hago algo de ruido con la guitarra. Entre mis propuestas incumplidas figura siempre dedicar más tiempo semanal a la música, pero por desgracia es algo que dejo por otras cosas. Ayer tocaba junto a otras personas en una celebración y en una de las canciones me equivoqué. No recordaba bien la melodía y me puse a tocarla. Terminó en un disparate. Aparecen los nervios y las inseguridades. A partir de entonces, aunque sea levemente, en todos los temas que interpreté con posterioridad cometí errores. ¿Por qué? Por la inseguridad que me surgió a partir del primera equivocación.

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Esta historia real seguramente nos parecerá una tontería pero ¿cuantas personas han dejado de conducir porque tuvieron un accidente?, ¿Cuántos no salen a la calle de noche porque les sucedió algo en la oscuridad? ¿Quién no ha cambiado de ruta porque en el camino una vez…? No hay nada peor que las inseguridades que nos invaden a todos. La única herramienta para luchar contra ella es la fortaleza mental, que por cierto, ayer no tuve y que consiste básicamente en parar y decirnos: bien, esto ocurrió una vez, pero no tiene porque volver a pasar. Precisamente, no dispuse de un lapso de tiempo para detenerme y pensar porque debía seguir en la celebración tocando. Pero seguro, de esa manera, se habría solucionado.

Hace unas semanas escribía sobre este aspecto: «¿Todas las desgracias nos vienen juntas?» Creo que con las inseguridades nos pasa lo mismo. Empezamos a realizar cualquier labor y cometemos un error y parece que a partir de ahí todo va salir mal. La superstición tiene mucho de esto. Tratar de evitar hacer algo que no salió bien como algo maldito o también, en caso contrario, repetir aquello que nos sale bien. Sin embargo, no considero que seamos un círculo cerrado en el que todo es blanco o negro o en el que las cosas «siempre son así». Aprendemos cuando nos desafiamos y, cuando al cometer un error, no tiene que suponer que a partir de entonces todo salga mal o todo vaya a ser siempre de esa manera.

No nos podemos abandonar ante un problema. Podemos y debemos cambiar algo que no nos gusta de nuestra vida. Hemos de parar y afirmar fuertemente para nosotros: «Bien, en esta ocasión salió mal, pero la próxima saldrá mucho mejor». No hagamos de nuestra vida una serie de catastróficas inseguridades que nos lleven a no conducir más, a no hablar más en público, a no cantar, bailar, salir con otras parejas, porque una vez salió mal. Hemos de tomar las riendas de nuestra vida y decidir cambiar y mejorar. La próxima vez saldrá bien.

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3 comentarios

  1. ¡Totalmente de acuerdo! A veces dejamos de hacer tantas cosas por eso miedo a que «todo va a salir mal» y por lo tanto nos perdemos la hermosa oportunidad de vivir la vida. Excelente nota.

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