Por no preguntar

De mi tío recuerdo con cariño una frase que me ha marcado a la hora de tomar decisiones, preguntar, participar o decidirme a algo. El decía que «más vale un minuto colorado antes que toda la vida descolorío» A veces, por no preguntar generamos confusiones dejamos de hacer algo o tomamos decisiones que cambian el curso de un acontecimiento. Por eso es siempre mejor preguntar. Es preferible pasar un minuto colorado.

mejor preguntar ser positivo

Esta misma semana una cita dependía de otras personas. Como estamos en vacaciones, como pensábamos que no debíamos molestar, cómo creímos que… no preguntaron directamente. La persona de quien dependía la cita acudió con normalidad y nosotros no. Ella entendía que todo seguía en pie. Simplemente por no preguntar, nos quedamos un poco plantados.

Pero esta idea de no preguntar, de creer que… es muy común a todos; tan común que, si nos fijamos, son el argumento de muchas películas, libros, series… de notable éxito, porque nos sentimos identificados con estas situaciones. Así que en general es motivo de confusiones, malos entendidos, enfados y los consiguientes problemas. Por tanto para no caer en ello, la cosa es tan simple como preguntar directamente. Puede que pasemos algunos minutos colorados por atrevernos a realizar la pregunta, pero, probablemente, después nos sentiremos mejor, con las ideas claras y sin confusiones.

Para ser un poco más felices, para ser más positivos, simplemente hay que preguntar, aclarar, contestar, sin dejar lugar a dudas. Porque precisamente muchos problemas tienen su raíz en las creencias infundadas y en los chismes de lo que supusimos sin preguntar.

Imaginemos que alguien nos invita una fiesta, a un cumpleaños por ejemplo. Pero hablamos con otra persona invitada suponía  que la fiesta no se celebraría porque casi nadie iría. Si ese rumor se extiende, nadie irá a la celebración y el homenajeado/a se quedará sin poder celebrar nada. Simplemente por una suposición que nadie se atrevió a comprobar, preguntando directamente al interesado.

Desde hace tiempo tengo la costumbre de preguntar. Aunque sean temas delicados. Hace unas semanas pregunté a una persona en público si iba a dejar su cargo. Cuando termino la reunión algunos me agradecieron la pregunta directa y sin ambigüedades. Creo que las cosas deben ser así, sin imaginar, creer o preguntar. Mucho menos chismorrear. Muchos problemas se solucionarían si actuáramos así con todas las personas. Preguntando, aunque nos quedemos unos instantes colorados.

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