La actitud es determinante en todo lo que hacemos. En algunos establecimientos encontramos dependientes que nos atienden amablemente y con una sonrisa y otros, en cambio, que parecen forzados a estar allí, haciendo su trabajo a regañadientes y con mal humor.

Todo en nuestra vida es cuestión de actitud. Hace poco escuché que la actitud es un factor multiplicador. Es decir multiplica el esfuerzo, multiplica el conocimiento, las habilidades… en definitiva, todo lo que hagamos. No estoy muy de acuerdo en que sea sólo un simple multiplicador, creo que eleva exponencialmente todo aquello que hacemos, tanto positiva como negativamente.

La pregunta del título, aunque es larga, seguramente está presente en cada una de las cosas que hacemos. Cuando tengo que ir a trabajar o estudiar ¿Con qué actitud lo hago, de buen rollo o no? Si me encargan un trabajo, si me piden hacer algo, si tengo que ir a hacer un recado. ¿Cómo lo hago…? Todo absolutamente todo, es cuestión de actitud.

A algunas personas se les agria el carácter haciéndolo todo de mal humor. Nada peor que el funcionario agresivo que nos trata mal en la ventanilla o el camarero que tira lo que le pedimos en la mesa. Cuando veo esas actitudes en las personas siempre me pregunto ¿son felices con esa actitud? ¿Estarán satisfechos con lo que hacen? Seguramente la respuesta es no, pero aún así, parece que están en un círculo vicioso que les impide salir de ese comportamiento y ser felices.

Cambiar de actitud sólo necesita de determinación. No vale el «yo soy así». Nadie es así y está demostradísimo que nuestro pensamiento, actitud, forma de ser es plástico y se puede cambiar. ¿Estás satisfecho siendo un cascarrabias? Si la respuesta es afirmativa no no hay nada que hacer, pero si no es así, puedes empezar a cambiar actitud ahora mismo. La única decisión es tuya. ¿Tienes algo que cambiar o mejorar en tu vida?