Volver a la rutina positivamente

Es algo que sucede cada mes de septiembre, cuando para la mayoría finalizan las vacaciones de verano. Sin embargo, esta afirmación me parece de lo más dañina para nosotros, especialmente, cuando la pronunciamos con resignación y desgana. Muchos estudiantes se incorporan mañana a los centros de enseñanza. Las familias «vuelven a la rutina» que debe ser buena si la entendemos con alegría y positividad.

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Los cambios de rutinas son buenos. Nos ayudan a separar los distintos periodos de la vida. El verano tiene sus horarios y sus «rutinas». El invierno otras diferentes que no han de ser mejores o peores, sino, simplemente, diferentes. Sin embargo, Hay quienes en la vuelta al trabajo o estudios lo pasan realmente mal, porque viven esa actividad como algo negativo. Sin embargo, lo ideal es valorar y querer lo que tenemos.

En el caso de los estudiantes, por ejemplo, algunos se resignan a volver a las clases, pero ¿de verdad les gustaría pasar todo el tiempo sin hacer absolutamente nada? Me da la impresión que no. Si lo analizamos bien, concluiremos en que las vacaciones están bien, pero vivir toda una vida totalmente ociosa, no es bueno para las personas. Es muy probable, además, que en largos periodos de ocio, busquemos algo en que entretenernos, deporte, hobby o cualquier actividad, con la finalidad de no estar sin hacer nada. Otra idea para pensar positivamente en los estudios es pensar en las miles de personas que no tienen posibilidad de estudiar y nosotros, podemos hacerlo sin demasiado esfuerzo.

En el caso de la vuelta al trabajo, tras un periodo largo de vacaciones, es probable que pueda ser traumático. Es un cambio radical y fuerte, sin duda. No obstante, tenemos la suerte de tener un trabajo. Otros, quisieran incorporarse al mercado laboral y no lo consiguen, porque están desde hace tiempo sin empleo. Si podemos, un buen truco es tomárselo con calma al principio. Empezar a menor ritmo, para luego ir incrementando nuestra productividad.

En cualquiera de los casos, sería bueno al principio tratar de mantener algunas de las actividades que hacíamos en verano. Si podemos seguir yendo a la playa, intentemos ir por las tardes. Si acostumbrábamos a pasear, mantener esta actividad tras la jornada de trabajo, de forma que el cambio no sea tan radical y no echemos de menos, al menos, al principio, aquellas actividades que hacíamos en verano.

Para ser positivo ante la vuelta a nuestras actividades cotidianas, lo ideal, por tanto, es buscarle el lado bueno a lo que hacemos, que seguro que nos ofrece muchas cosas positivas: aprendizaje, sustento económico, etc. Y sobre todo volvamos con mucha alegría.

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