Nuestra autoestima no puede depender de lo que opinen los demás
Al mirarse en el espejo Marina no se reconoció. Le ocurría lo mismo desde hacía días, después de su cambio de look. Justamente hoy hacía una semana que había entrado con paso firme en su peluquería habitual y había pedido un cambio de color y peinado. El verano le estaba pidiendo a gritos un pelo más corto. Sin embargo, pasado el tiempo se mostraba confusa; unos amigos le decían que le sentaba muy bien ese nuevo estilo, mientras que otros opinaban que estaba más envejecida con ese peinado.
Lo que le ocurría a este personaje seguramente nos pasa a todos. Dependemos mucho de lo que nos digan los demás. No estamos aislados y, por tanto, un comentario, una mirada, puede hacer que nuestra autoestima se eleve o descienda, cosa muy negativa para nuestro bienestar. No podemos depender de lo que los demás opinen de nosotros, porque así nuestro estado de ánimo sería con una montaña rusa: en momentos estamos en lo más alto y al cabo de un tiempo en lo más profundo.
Para una sana autoestima, lo ideal es depender únicamente de nosotros mismos. Más que tener un estado de animo variable, lo ideal es el equilibrio. Por tanto, aunque es bueno escuchar los comentarios y consejos que nos puedan dar los demás, lo ideal sería que en última instancia, las decisiones fueran únicamente nuestras. Nuestro estado de ánimo no pude depender de lo que alguien nos diga. La estima que nos tenemos, nuestro autoconcepto o autoestima no puede derivar de lo que nos digan, sino que únicamente es nuestro. Por tanto, la forma de ser, de vestir, de actuar debe depender únicamente de nosotros mismos y, aunque podamos tener en cuenta otras opiniones, no deberíamos dejarnos influir por lo que opinen los demás.
Muchas veces aseguramos que los comentarios de los demás no nos influyen. Sin embargo no es del todo cierto. No es igual que a Marina una amiga que no veía desde hace tres años le diga: ¡Qué cambiada estás!, que su mejor amiga le diga que le queda fatal ese peinado. Sin duda alguna dependiendo de la importancia que tenga para nosotros esa persona, así le damos mayor o menor valor.
Lo recomendable, con todo, sería que sin dejar de escuchar lo que nos dicen, nos creemos una imagen y concepto de nosotros mismos basado en nuestra consideración personal y no únicamente por factores externos. Es un error que nuestra autoestima dependa de ser aceptados o no en un grupo, de las modas o de cualquier situación ajena a nosotros.