En la ultima encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) se puso de manifiesto que a los españoles nos gustan las relaciones duraderas y estables. El 60% de las parejas están satisfechas con su relación y prefieren compartir su vida de manera estable con sólo una persona. Por tanto, no comprendo es cómo desde algunas líneas de pensamiento «modernos» nos quieren vender otra cosa.
Amigos con derecho a roce, Es mejor amar a varias personas en lugar de a una sola, disfrutar del momento y tener el mejor sexo… son algunas ideas que parece que debemos aceptar sin condiciones por imposición de la sociedad actual. Sin embargo, las encuestas y, también lo que podemos observar en la calle a diario, te hacen ver que esas «propuestas modernas» son sólo un espejismo en los que algunos quieren que nos reflejemos, sin conseguirlo.
Aprendemos mucho de lo que vemos. Si frecuentas la televisión o las revistas del corazón, allí te encuentras un manual completo de rupturas, separaciones, encuentros y desencuentros de personas más o menos famosas. Los reality nos han hecho creer que la realidad es estar hoy con una persona y mañana con otra, porque es lo que está de moda. Aunque, probablemente, lo que esconden esas parejas es simplemente insatisfacción e infelicidad. Allí se dan uniones de conveniencia para vender exclusivas, para seguir estando en la cresta de la ola. Una situación que más pronto que tarde se vuelve en contra porque no existe verdadero amor.
No hace falta que nos fiemos el CIS, para reconocer que preferimos relaciones estables. Simplemente hay que utilizar el sentido común. ¿A quién beneficia una ruptura sentimental? ¿Quién gana cuando una pareja termina? Ninguno. Generalmente, hay drama, hay duelo, que hay que pasar para comenzar de nuevo. Por tanto, preferimos la estabilidad y la tranquilidad que nos proporciona la confianza en el otro/a, la alegría que nos ofrece un proyecto común a través de una familia y unos planes de futuro. Cuando algo de esto se rompe, nuestro mundo también.
Finalmente, si preferimos parejas duraderas, lo ideal es luchar por ellas y no abandonar al primer problema. Es obvio que no hablo de situaciones muy difíciles que no tienen porque soportarse: llámese violencia, dominio, opresión, falta de libertad… Pero si que me llama la atención la ruptura de algunas parejas «porque se les acabó el amor» ¿pero tenía fecha de caducidad? ¿realmente hubo amor?.
Para que una pareja sea estable en el tiempo tiene que existir la voluntad por las dos partes de que así sea. Como otro ingrediente fundamental es el no pretender que todo sea como el primer día, porque ese ya pasó. El día de hoy es otro totalmente diferente. Además, una relación se cimenta en unas bases que se construyen desde el conocimiento mutuo, poco a poco, sin prisa, día a día. Sabiendo que, desde que la balanza se incline fuertemente hacia el lado negativo es mejor en ese periodo cortar esa relación. No hay que mantener artificialmente esa relación, porque cuanto más se prolongue, más complicada y dolorosa será la ruptura.
Busquemos el verdadero amor huyendo del capricho. Porque generalmente nos atrae una persona por su exterior, pero luego al conocerla, vemos que no era como pensábamos. Busquemos una pareja duradera que crezca desde el amor, la confianza, el cariño, la comprensión, el respeto, la libertad… que nos proporcionará la felicidad