Esta semana leía un artículo en el que se proponía que Las parejas que no cuelgan fotos en redes sociales son más felices lo cual invita a creer que la felicidad que se muestra en las redes sociales es fingida o simple postureo. Tengo dos lecturas sobre las fotografías personales y las redes sociales.
En primer lugar he de confesar que no soy amigo de colgar fotos muy personales en redes sociales. En primer lugar porque creo que hay que diferenciar entre lo público y lo privado o íntimo. Sin embargo, reconozco que la función de las redes es contar esas cosas. Es decir, explicar que hacemos, donde estamos, cómo lo estamos pasando, etc. De esta manera mantengo una discreta tensión entre cuestiones personales y otras más públicas. Por otra parte, considero que en los medios sociales tendemos a contar cosas agradables y positivas que nos suceden y así tratamos de ofrecer una imagen de nuestro mejor «yo».
Las dos lecturas sobre esta forma de actuar y, desde una óptica positiva, son que mientras estamos tratamos de poner nuestra mejor sonrisa ya estamos intentando ser felices y la segunda: es preferible leer y ver actividades alegres y felices de los demás antes que cosas malas o negativas. Aunque reconozco en esta última que para el lector o seguidor de redes sociales ver cómo los demás se divierten y lo pasan bien mientras simplemente leo o miro imágenes, puede generar otros sentimientos como la envidia o depresión.
Tratar de parecer felices es, de por sí, un principio de felicidad. Es decir, no es igual llevar una vida monótona y aburrida que poner una sonrisa para una foto, aunque sea sólo un instante. Aunque, si nos damos cuenta, eso no es nada nuevo. Desde siempre, cuando nos poníamos delante de una cámara, muchos al unísono gritan: «un, dos tres, patata» o frases similares para invitarnos a sonreír y mostrar nuestra mejor cara, lo cual, es innegablemente agradable, porque tras ese pose podemos mantener la alegría durante unos instantes más.
La otra idea, la de leer cosas agradables antes que negativas, es un eje fundamental para la felicidad. Si nos rodeamos de negatividad tendremos en nuestro entorno un mundo negativo, si nos rodeamos de positividad, generamos eso que vemos. En alguna ocasión, he cerrado mis medios sociales por encontrarme una sucesión de noticias negativas o desagradables. No me gustan, generan malestar y por tanto, las evito siempre que puedo. Por tanto, una buena propuesta para la felicidad es rodearte y seguir a gente positiva, nunca lo contrario. Prefiero un chiste gráfico a una denuncia, prefiero ver un video de simpático a una pelea callejera.
Como conclusión final aporto una frase atribuida a Lola Flores y que me parece maravillosa. ¿Sabes por qué estoy guapa? —decía— «Porque el brillo de los ojos no se opera». Tremenda verdad. Podemos poner una sonrisa, podemos mostrar el más bonito paisaje como fondo, podemos lucir la mejor figura o que estamos en el lugar más prestigioso del mundo… pero el brillo de los ojos no se opera. Nuestra felicidad no se cuenta únicamente de una sonrisa o una pose, el brillo de los ojos dice mucho. Nuestra expresión va mucho mas allá. Por tanto creo que la verdadera felicidad no es aquella que una pareja muestra en sus redes sociales. Más bien sucede al contrario, si soy verdaderamente feliz, puedo mostrar esa felicidad. Cuando finjo, se nota, se aprecia en ese brillo de los ojos. Es probable que las parejas que no cuelgan su intimidad en las redes sociales son más felices porque estarán más preocupados de disfrutar de su compañía que de contarlo a los demás. Puede que las parejas que no ponen sus fotos en las redes no necesiten demostrar nada a nadie porque ya es suficiente con lo que se dicen en secreto y en lo íntimo. Lo cual no está reñido con contar o publicar algún acontecimiento que consideremos importante difundir. Para ser positivo, hemos de estar bien con nosotros mismos y con nuestro yo íntimo para luego poder compartirlo con los demás. Lo contrario, es fingir o postureo.