La felicidad y la positividad tiene muchas claves. Está demostrado además, que no todos somos felices de la misma manera. Es decir, las cosas que a mi me hacen feliz no dan esa dicha a otras personas. Por eso, la sensación es tan compleja y difícil de medir denominada felicidad no es igual en todas partes.  La simpatía, por ejemplo, no equivale a felicidad, puesto que hay personas que son simpáticas y parecen alegres y dichosas pero no lo son. Por tanto, a simple vista parece complicado que haya unanimidad sobre lo que produce la felicidad y cuál es el verdadero significado. No obstante, parece que ser agradecido es uno de los ingredientes de este menú que no todos cocinamos de igual forma.

El agradecimiento proporciona humildad: Quien se lo merece todo y aquel que es el primero no puede es agradecido. Sólo quien se considera sencillo y necesitado de los demás es capaz de dar las gracias. Por tanto, sólo aquel que es humilde da gracias a quienes lo rodean por cualquier cosa y practica la humildad y la sencillez.

La generosidad es sinónimo de empatía, porque sólo quien es capaz de ponerse en el lugar de otro, aquel que tiene la capacidad de valorar a quienes les rodean, es agradecido. Siendo capaz de dar gracias a los que nos rodean somos capaces de ponernos en el lugar y reconocer que nos gusta ese gesto que algunos practican de «dar gracias», aunque no sea necesario.

Ser agradecido genera positividad alrededor porque quien escucha: «gracias» no le queda más remedio que responder con un: «No hay de qué…» o «de nada». Lo cual hace que en ese entorno se respire un clima de gratitud y felicidad compartida entre el grupo o personas que lo practican.

No hemos de ser agradecidos sólo con las personas sino con todo lo que nos rodea. ¿Se han fijado en la maravilla que tenemos en nuestro entorno? La naturaleza, los bosques, los animales, las puestas de sol, el mar… ¡Cuántas cosas maravillosas que ocurren en nuestro entorno! Debiéramos ser agradecidos con todos y con todo lo que tenemos a nuestro alrededor. ¡Es una maravilla!

Dar gracias al polícia que nos da paso, al panadero por su pan, al profesor que enseña a nuestros hijos, al médico que nos atiende, al dependiente del supermercado… hay tantas personas a las que dar gracias y a las que sienta tan bien que le demos gracias por su trabajo… Hay tanta felicidad en un simple: GRACIAS.

El viejo refrán dice: «Es de bien nacido ser agradecido» y además, proporciona felicidad a quien da las gracias y a quien las recibe. Distribuyamos felicidad y positividad a todos dando gracias. Entreguemos y recibamos positividad dando gracias a quienes nos rodean.