Muchas personas se afanan en ocupar un lugar privilegiado. Hay quienes ven en los puestos destacados un sentido a su vida. De esta manera hay quienes aspiran a ser famosos, directivos una organización o presidentes de una comunidad con el objetivo puesto en que de esa forma serán valorados. Lo que generalmente desconocen es que para lograr ese éxito, primero hemos de valorarnos nosotros mismos.

Es frecuente, de vez en cuando escuchar que alguna persona que aparentemente lo tiene todo (fama, prestigio, dinero…) tienen una crisis personal, llegando a terribles consecuencias. Es bastante conocido de algunas de esos «famosos» los problemas que tienen con ciertas adicciones e, incluso, llegando, en algunos casos, a  terribles desenlaces. Por tanto, la cuestión es ¿Cómo es posible que alguien que lo tiene todo llegue a entrar en una crisis importante?

La respuesta está en el título. Se trata de quienes se han convertido en marionetas de su propia existencia para agradar a los demás. Esto puede ocurrir tanto a gran escala como en pequeña porción. Imaginemos por ejemplo el caso de aquel que en una reunión familiar toma algunas copas de más, se desinhibe y se comporta de una manera que agrada a todos, con sus chistes y ocurrencias. Parece lógico que en la próxima reunión familiar vuelva a repetir la estrategia e, incluso, la desarrolle en otros ambientes con la posibilidad de terminar siendo alcohólico.

Somos seres sociales y moldeamos nuestro comportamiento para adaptarlos a los lugares donde nos encontramos. Sin embargo, hemos de guardar un equilibrio para no perder nuestra esencia aunque estemos en sitios diferentes. Es frecuente escuchar que alguna persona es un hipócrita o un falso porque se comporta de manera distinta en un lugar que en otro. El antídoto para este comportamiento es ser protagonista, ser auténtico y, aunque por razones sociales, en las que nos obliguen a mantener unas formas en un ambiente, no debemos perder el control de nuestra vida, ni dejar de ser protagonista para ser lo que los demás esperan de nosotros.

Para lograr el éxito en todos los aspectos debemos asentarlo sobre el éxito íntimo y personal que se encuentra en ser protagonistas de nuestra existencia. Se trata de tener éxito en la vida diaria y sin tener que fingir nada para agradar a otros. Sobre esta idea se cimenta todo el éxito posterior que puede aparecer. Generalmente no hay un éxito sin una base sólida de perseverancia y trabajo individual. Por eso para ser positivo, para ser feliz, sobre todo tenemos que ser los protagonistas de nuestra vida.