Hoy es un día especial para los padres. En la festividad de San José se homenajea a la figura paterna. Se suceden las reuniones familiares, regalos, el reconocimiento a una vida de trabajo e, incluso, los más pequeños de la casa se afanan en realizar manualidades en las que se puede leer: «Al mejor padre del mundo». Pero, ¿de verdad se puede ser un buen padre?, ¿Hay alguna medida que reconozca y valore a los mejores padres o es un término arbitrario? ¿Qué es ser un buen padre?
Desde que empecé a leer cosas sobre la paternidad, porque como bien dice alguna tira de humor, medio en serio y medio en broma, es lo único que no tiene manual de instrucciones, comprendí que se aprende a ser padre siéndolo. Se aprende a ser padre por el ejemplo que dejó tu padre y por lo que hayas querido mejorar o cambiar de esa experiencia de hijo. Las únicas certezas de ser padre es que no es una tarea fácil y que no acaba nunca. No dejas de ser padre nunca, siempre seguirás siéndolo.
La primera idea que me asusta de ser padre que algunos defienden como un logro es que son «amigos de sus hijos». Yo no puedo ser amigo de mis hijos, soy su padre. El padre puede y debe ocupar parcelas que los amigos no hacen. Porque, como ya sabemos los amigos no están siempre y los padres y las madres sí. Pero un amigo es un confidente, un compañero de historias que nunca compartirás con tus padres, porque es de otra generación, porque no las entenderían. Un padre no es menos que un amigo. Afirmo que el padre no es un amigo porque el amigo esté en un escalón superior, sino al contrario, el padre está por encima de la amistad. Es mucho más que eso. Los padres están siempre mientras vivan. Por tanto no soy amigo de mis hijos, soy más que eso.
Ser Padre es una tarea de cualquiera, pero un buen padre no lo puede ser cualquiera. Un buen padre para mi es sobre todo un ejemplo, un guía. Alguien que en muchas ocasiones educa más con lo que calla, que con lo que dice. Con los gestos, con la mirada, con su trabajo y actitud en casa. Enseña con el respeto a las decisiones de los hijos aunque no te gusten. Sobre todo, como me dijo un amigo hace tiempo es una labor terrible, porque debes querer tanto a tus hijos como para entender que tienen su propia vida, que no te pertenecen y permitirles volar lo más alto posible.
Ayer viendo una película, el padre del protagonista decía que el buen padre es aquel al que sus hijos le superan. Me gustó esa frase y la suscribo, espero únicamente que mis hijos sean mejores que yo. Con eso me doy por satisfecho y creo que el trabajo de padre estará cumplido. De momento, lo único que podemos hacer es animarles a que estudien a que lleguen lo más lejos posible en su aprendizaje como forma de conseguir lograr sus objetivos.