Vivimos en una sociedad competitiva. Desde muchos ámbitos se nos propone ser los mejores. El número uno de la promoción, el primer clasificado o tener toda la suerte de cara. No sólo se nos exige ocupar un lugar destacado en las facetas públicas, sino que también parece necesario ser los mejores en casa, en el trabajo. Así, se nos dibuja un estilo de vida ideal que se corresponde más con un super héroe que con la realidad. Y, cuando eso no es posible, se anuncian bebidas energéticas o complejos vitamínicos para ser capaces de hacer las tareas del hogar, resolver un asunto del trabajo y hacer deporte al mismo tiempo.
Sin embargo, ese tipo de heroicidad nada tiene que ver con la realidad. Creo que debemos ser los/las mejores con nosotros mismos. No hemos de demostrar nada a nadie, sólo conocer nuestras posibilidades y limitaciones para alcanzar la excelencia en lo que nosotros podemos dar, porque tratar de ser mejor que… implica la comparación que, como sabemos, siempre son odiosas.
Ocupar los lugares de privilegio en cualquier lista, supone que otras personas quedaron atrás, en el camino. Significa comparar datos o resultados. Soy mejor porque mis números o mis datos son superiores a… pero ¿realmente eso nos hace felices? ¿Ser el mejor, hace que mi vida sea más plena y con sentido? ¿Ser el primero hace que me sienta bien conmigo mismo o sólo porque soy la envidia de los demás?
El mejor súper héroe o heroína lo eres contigo mismo. ¿De qué sirve ser la excelencia si no eres feliz? ¿Para qué nos sirve un tremendo sacrificio que no nos llena ni nos gusta? El gran maratón de la vida lo compite cada cual consigo mismo y, en el fondo de nuestra interioridad, es donde debe ser la persona de éxito que se desea. Si no es así, simplemente no estás siendo el mejor. Eres una caricatura de lo que en realidad quieres.
Me gusta mucho el deporte y practico asiduamente el ciclismo en carretera. Con alguna frecuencia me adelantan ciclistas extasiados por el esfuerzo, a veces en grupo, persiguiéndose unos a otros, haciendo un esfuerzo físico importante. Cuando me adelantan les saludo y me pregunto ¿de verdad son felices haciendo ese esfuerzo? Espero y deseo que sí. Yo simplemente disfruto del paseo. Hago deporte durante una hora si veo alguna escena bonita me paro y la fotografío, si me siento cansado me detengo, hago la compra del pan y fruta de la mañana… pero en general, simplemente disfruto del paseo. Soy el mejor ciclista que conozco, no trato de perseguir a los demás y superarles. Simplemente soy el mejor yo posible.
No busquemos ser los mejores en… seamos la excelencia de nosotros mismos. Demos lo mejor de cada uno pero no por superar, por ocupar el primer puesto, sino simplemente por disfrutar de lo que hacemos. No luchemos por ser admirados ni valorados. Busquemos nuestra propia excelencia. Si te valoras tu, lo demás poco importa. No tiene ningún sentido vivir para ver que opinan los demás o que nos valoren, cuando en el fondo de nuestro corazón no somos felices. Así, por tanto ¿Quieres ser siempre mejor en… o disfrutas del camino?